Se esperaba una definición sobre continuidad o cambio. Julio Cordero avaló a Cesira Arcando y una espada de Jorge Triaca mantendrá su capacidad de influencia en la Secretaría de Trabajo. Es la misma dirigente que en 2019 casi se enfrenta a si misma en las elecciones legislativas, que se alió con Amalia Granata y que recaló con Omar Perotti.
A pesar de los constantes cambios de nombres en las cabezas, ya pasaron dos secretarios y tres subsecretarios en menos de 120 días, la capacidad operativa del triaquismo se mantiene inalterable en la Secretaría de Trabajo.
No sólo Jorge Triaca sostiene su línea con Liliana Archimbal, la nueva número 2 de Julio Cordero, una abogada que fue directora de Asuntos Jurídicos de Trabajo y que en el pasado participó de la gestión de Cambiemos, sino que mantiene sólidos vínculos para influir en los diferentes terrenos en los que Trabajo puede posarse.
De hecho, se esperaba que Cordero defina cambio o continuidad y optó por esto último. Ese es el caso de Cesira Arcando, operadora histórica del PRO en Santa Fe y actual asesora de la Comisión Nacional del Trabajo Agrario (CNTA).
Arcando saltó a la fama cuando en el cierre de listas de 2019 quedó a horas de enfrentarse en las internas a sí misma. En aquel momento era una de las referentes provinciales de Partido Fe, una de las espadas de Cambiemos. En la presentación de las listas para las internas había quedado en dos distintas.
«El Partido Fe presentó listas para todas las candidaturas, como cualquier partido del frente. Fuimos convocados a la unidad y priorizando el espacio Cambiemos, hemos aceptado. Lo demás son tecnicismos electorales», dijo en su descargo Arcando.
Más tarde se convirtió en socia política del fenómeno político provincial que encarnó Amalia Granata para luego recalar bajo el paraguas de Omar Perotti. Al margen de sus constantes realineamientos políticos, en los laboral mantiene una lealtad a Triaca y un poder de intervención que Cordero permite.
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