“Guanziroli le preguntó si para él hubo un tiroteo y Bautista le respondió: `Depende de lo que entendamos por tiroteo. Acá no hubo tiros de los dos lados, no hubo tiroteo`”, reconstruyó Hualpa la respuesta del oficial designado por la Armada juez ad hoc, el mismo día de la masacre, para instruir el sumario de los hechos.
Bautista es el único imputado en la causa que aceptó ser indagado, aunque sólo por los jueces y su defensor, en el juicio oral y público por la Masacre de Trelew que se desarrolla en Rawson, a cargo del Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia.
“Por momentos fue confuso: admitió que no hubo disparos de ambos lados pero insistió en la versión oficial de que en la madrugada del 22 de agosto de 1972 hubo un intento de evasión”, resumió Kexel, querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, consultado telefónicamente por Télam, igual que Hualpa, quien representa a familares de víctimas y al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Bautista dijo que la cúpula de la Armada le indicó aquel día, de hace casi 40 años, que investigara la supuesta evasión y que después elevó el sumario final a Lanusse, pero no explicó por qué fue designado para esa misión sin ser un juez militar de carrera.
Afirmó que ya en el escenario de la masacre, la base aeronaval Almirante Zar de Trelew, percibió que debían investigarse las muertes pero nada agregó sobre la omisión de pericias propias de todo hecho de sangre, por ejemplo de los disparos realizados en el área de los calabozos, siempre según relataron los querellantes.
Ratificó el sumario de 1972 para el que interrogó a los marinos acusados por las muertes y les creyó todo, mientras que, tras cumplir igual trámite con los sobrevivientes -luego desaparecidos durante la última dictadura-, opinó que Ricardo Haidar y Alberto Camps eran “mendaces” y que María Antonia Berger fue “reticente”.
Haidar y Camps le dijeron al entonces instructor del sumario que los 19 presos habían sido fusilados con metralletas PAM y en su mayoría rematados con tiros de gracia de pistolas calibre 45, lo mismo que sostuvieron en otras declaraciones ulteriores, hasta ser detenidos-desaparecidos.
Bautista dijo hoy que, cuando llegó a la base Zar pasado el mediodía del 22 de agosto de 1972, había otros tres prisioneros gravemente heridos pero todavía vivos, entre ellos Pedro Bonet, cuya viuda Alicia declarará como testigo mañana en el juicio.
Alicia Bonet demandó judicialmente a la Armada una semana después de los fusilamientos y logró en esa época una autopsia que confirmaba el disparo de gracia, relató ella misma el 6 de este mes en actos realizados en la víspera del comienzo del juicio.
Pero esa y las demás autopsias realizadas a los 16 cadáveres fueron sustraídas, con otra documentación y fue reformada el área de celdas de la base Zar, sin que esto último haya impedido una pericia que probó el fusilamiento y que sí esta en el expediente.
Sobre la ampliación de indagatoria, Kexel interpretó que Bautista buscó hoy ceñirse a la versión oficial del régimen de Lanusse sobre “evasión”, aun con contradicciones, porque carece de otra estrategia de defensa y de lo contrario admitiría que encubrió.
“Cualquiera sea la sentencia final, yo no tuve nada que ver con estos hechos” por los que están acusados de homicidio agravado los capitanes Luis Sosa, Emilio Del Real, Roberto Bravo y el cabo Carlos Marandino, dijo finalmente el imputado por encubrimiento, un delito comparativamente menor.