Seguimos luchando para regularizar y ordenar el trabajo agrario.
Es una lucha y esfuerzo permanente que hacemos en conjunto.
Desde situaciones de mal encuadramiento, siempre con categorías inferiores, liquidaciones de sueldos por debajo de lo que determina la ley, falta de entrega de ropa de trabajo y elementos de seguridad, no se respetan los francos, etc.
Hasta la gravísima situación de trabajo adolecente totalmente fuera de la ley.
Y aquí hago un llamado a la reflexión a la sociedad en su conjunto…
Voy circulando por la ruta 85 y en un acceso a un pueblo, veo una casilla rodante. No sé…, tal vez por una cuestión instintiva me detengo, me acerco y encuentro este cuadro:
Un chico y una chica menores de edad, el 16, ella no se, me parece de 13, 14 años…ninguno de los dos tiene sus documentos.
Dicen que trabajan para un Productor y están cuidando vacas.
La casilla…precariedad total, una sola camita, una mesita y un anafe que usan para calentar agua y calefaccionarse ( tuvieron suerte de contarla), se comieron ahí arriba los cuarenta días más duros de este invierno, con temperaturas de – 7/8°.
Baño? No, van al monte…se higienizan en un balde o van a 10km en moto al pueblo mas cercano. Agua…van 300mts a buscar al molino…y podría seguir.
Pero vuelvo al pedido de reflexión…nadie los vio?
A cientas de personas comunes, policías, delegado municipal, docentes etc, no se le ocurrió mirar?
O miraron e hignoraron?
Una niña…podía estar en situación de explotación de cualquier índole, podía estar secuestrada, profugada del hogar, lo mismo el jóven…por “suerte”, solo fue explotación laboral.
Intenté solucionar de inmediato la situación y me “estrolé” contra la barrera burocrática
Debieron pasar dos días más, para poder fiscalizar la situación, para contar con un acta de constatación.
Denuncié al 145…sin palabras. Cómo se añora aquel comité de trata a cargo de Gustavo Vera …empático, comprometido, activo, resolutivo…
Mejor la corto acá, pero no solo tenemos un gobierno insensible que quita derechos a las y los trabajadores…tenemos una sociedad apática, individualista, que naturaliza el dolor.
Ariel Piangatelli .Uatre
