Dr. CESAR AUGUSTO LERENA
En años que este gobierno reivindica, pero no gestiona del mismo modo, se crea en 1897 la Escuela Técnica Otto Krause, la institución de educación tecnológica más antigua del país, fundada con el objeto de contribuir al proceso de industrialización del país, cuyo edificio fue inaugurado en 1909 en la calle Bartolomé Mitre 1314 de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, es menos conocido que, en el año 1910, durante los festejos del Centenario Patrio, se fundaba y se mantiene activa la Escuela de Bachillerato Agropecuario “Nicanor Ezeiza” a 340 km de la entonces Capital Federal, para sostener técnicamente el desarrollo agrario nacional. Campo e Industria estaban en el pensamiento nacional y los gobiernos que le siguieron estuvieron ocupados en la creación de escuelas de artes y oficios, que dieron mano de obra calificada al desarrollo fabril nacional y la industria naval argentina.
Eran épocas, donde el Estado entendía central, solventar la educación pública especializada destinada a
formar cuadros técnicos en un país en crecimiento para atender la demanda interna y la exportación.
Fue notable la visión de quienes radicaron en esos años en el medio del campo a la citada Escuela Nicanor
Ezeiza establecida en las más de 700 has. entre Cnel. Vidal y Balcarce donadas por el referido Nicanor,
donde a los tres años se otorgaba al estudiante el diploma de “Perito Ganadero” que habilitaba al trabajo y a
los cinco el título de Bachiller Agropecuario que originalmente permitía el acceso directo a la Universidad de
Buenos Aires y de La Plata para las carreras de Ingeniería Agronómica y Veterinaria. Ahora, Don Nicanor,
era un hombre que también intuía los avatares de la Argentina en el testamento precisó que, de cerrarse el
establecimiento, este debía volver a sus herederos y ello, le ha permitido realizar a éste sus actividades sin
solución de continuidad desde hace 114 años. Es decir, un testamento a prueba de Milei’s.
En esa Escuela estudiaban pupilos los hijos de los puesteros; de los estancieros; de los profesionales de esas
disciplinas y de otros tantos que cursaban recibiendo contención, educación, alimentación y vivienda
gratuita; primero del Ministerio de Educación y luego del de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos
Aires. Los programas de estudio se aplicaban teórica y prácticamente con los apuntes de las citadas
universidades y, se contaba con la tecnología más avanzada de esa época -que no tenían los propios
establecimientos rurales privados- formando a los prácticos y técnicos agropecuarios -en sus distintos
niveles- que necesitaba el campo argentino; produciendo -además- la más audaz integración social en esos
años, que ahora referenciamos como “inclusión social” y, toda la alimentación de los alumnos -salvo la salse producía en la Escuela con la colaboración necesaria de los propios estudiantes.
Qué tan avanzada era la creación en estos colegios y escuelas técnicas públicas, que hoy todavía el gobierno
actual no entiende la importancia de su creación y sostenimiento y se apresta a desguazar la Escuela
Nacional de Pesca “Comandante Luis Piedra Buena” creada por la Provincia de Buenos Aires en 1961;
transformada en un Centro de Capacitación de Adultos para Patrones de Pesca en 1973 por el Ministerio de
Educación de la Provincia de Buenos Aires y transferida a la Armada Argentina en 1977 (Ley 22.392); es
decir acompañando los dichos del Gral. Manuel Belgrano de que “Un Estado sin pesca nada puede sobre la
mar” hace 63 años -con mayores o menores dificultades- se avanzaba en el apoyo a la actividad pesquera
argentina que iniciaba el proceso de industrialización y exportación nacional.
Se imparten en ésta distintos cursos de Pilotos de Pesca, Patrones de Pesca, Conductores de Máquinas
Navales y Motoristas Navales, y Capitanes de Pesca.
La importancia de esta iniciativa, es elocuente, cuando el propio Japón -un país con una cultura marítima y
pesquera milenaria- apoyó económica a la Argentina para la construcción y el desarrollo de la nueva Escuela
concluida en 1985; el equipamiento de la misma; la donación de un buque de instrucción y la transferencia
técnica en las áreas de Tecnología Pesquera, Artes de Pesca, Equipos Electrónicos de Pesca y Navegación y
Ayudas Audiovisuales y el desarrollo de seminarios de capacitación. Al gobierno de Japón también habría
que darle explicaciones de tan absurda decisión.
Desactivar este establecimiento de formación profesional pesquero es de una ignorancia supina y una
incapacidad manifiesta de gestionar la formación de cuadros fundamentales para la producción nacional
marítima y pesquera. Repite el gravísimo error del gobierno del 90 “ramal que para ramal que cierra”;
desconociendo, que gran parte de los profesionales y técnicos que conducen, tripulan y capturan en los casi
800 buques pesqueros que enarbolan la bandera nacional generan riqueza para la Argentina, además de
ejercer soberanía nacional en un Estado Marítimo y, lejos de cerrarse debiera incorporarse otras Tecnicaturas
que son esenciales para el procesamiento, industrialización y comercio de los productos pesqueros que la Argentina exporta con retenciones y todo tipo de gravámenes a los mercados más exigentes del mundo,
cuyos países “desarrollados” realizan esta actividad en forma subsidiada (China, España, Corea, Reino
Unido, Taiwán, Rusia, etc.). Prácticas complejas como la captura, el fileteado, etc. que ingresaron al país de
la mano de inmigraciones belgas, italianas y españolas se realizan por transmisión oral y debieran ser un
motivo de preocupación para facilitar el desarrollo poblacional e industrial del litoral patagónico.
La cuestión se resolvería, con una gestión adecuada y pensando quiénes son los beneficiarios directos de esta
capacitación -provincias, municipios, empresarios, gremios, proveedores, alumnos, docentes- y
convocándolos a acordar el destino de los fondos de los derechos de captura que deben aplicarse a solventar
la investigación, la capacitación y el control y no a engrosar las arcas del Estado o al burocrático y
centralista Consejo Federal Pesquero, cuya Autoridad de Aplicación y estructura del Consejo se queda con
unas irracionales sumas -en comparación al porcentual administrativo que aplica cualquier empresa- entre
otras, a solventar los viajes de funcionarios a ferias internacionales, cuando son los empresarios quienes
compran y venden, motivo por el cual, ingresan al Estado importantes impuestos y retenciones que dificultan
la competencia de los productos argentinos en el Mundo. Nuestro invasor -el Reino Unido- mientras tanto
administra las 250.000 toneladas anuales de los recursos pesqueros que capturan ilegalmente los buques
extranjeros en las aguas argentinas de Malvinas en dos contenedores.
No se trata tampoco de si tal o cual gremio se hace cargo de la Escuela Nacional de Pesca, sino de que el
gobierno gestione eficientemente la educación necesaria, en acuerdo con los beneficiarios directos e
indirectos, en la formación y perfeccionamiento de expertos para el crecimiento de la Nación y para la
dignidad de los profesionales, técnicos y obreros marítimos, pesqueros y navales que contribuyen a la
generación de riqueza.
Gestionen y no cierren, que es el proceso típico de quien carece de inteligencia e imaginación para
hacer crecer cualquier actividad.
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca – ex Secretario de Estado.
Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL).
Web: cesarlerena.com.ar
7 de octubre de 2024