La industria textil, históricamente una de las actividades productivas clave en Tierra del Fuego, enfrenta una crisis sin precedentes que amenaza con su desaparición. Según Diego Abrego, secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), el sector ha sufrido una reducción drástica en su fuerza laboral, pasando de 1.100 familias vinculadas hace apenas tres años a tan solo 200 trabajadores afiliados en la actualidad.
“Quedamos desmantelados, desintegrados totalmente”, expresó Abrego en Radio Fueguina, describiendo el panorama sombrío que enfrentan las fábricas textiles en la provincia. Entre las empresas representadas por la AOT, como Australtex, Cordonsed, Hilandería Fueguina y Fabrisur, la situación es crítica. “Fabrisur va a cerrar sus puertas, ya se anticipó. Es una difícil situación para el sector textil”, agregó.
Abrego destacó que muchos de los trabajadores son especializados en la industria y ahora se encuentran sin herramientas para reinsertarse en otros sectores del mercado laboral. “Como trabajadores textiles hemos brindado servicio a la empresa durante 20 años, y esos 20 años sinceramente, si un compañero no aprendió alguna otra cosa para hacer, se encuentra en una situación complicada”, explicó.
Además, subrayó que mientras los jóvenes de entre 25 y 30 años tienen mayores probabilidades de encontrar empleo, quienes superan los 40 o 45 años enfrentan enormes dificultades. Esto fuerza al empobrecimiento y a la precarización laboral de las familias
La realidad de las familias afectadas se traduce en ajustes económicos severos y en la necesidad de buscar trabajos informales o temporales, muchas veces con salarios muy inferiores a los obtenidos en las fábricas textiles.
En un intento por mitigar el impacto social y económico de esta crisis, la AOT ha gestionado reuniones con autoridades provinciales, como la ministra de Trabajo y Empleo, Sonia Castiglione y de Producción y Ambiente, Karina Fernández, para explorar alternativas de capacitación y reconversión laboral pero no es tan sencillo porque son «demasiados los puestos de trabajo que se perdieron».
La situación se agrava por las decisiones de las empresas textiles de aplicar el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo para justificar indemnizaciones reducidas, argumentando crisis económica. Esto ha llevado a muchos trabajadores a aceptar pagos incompletos, mientras otros han optado por iniciar acciones legales para reclamar una indemnización plena, amparados por la ley. “Han tomado una decisión también de ir a la parte judicial, a pelear lo que les corresponde por los 20 o 25 años trabajados, una indemnización digna y completa”, explicó Abrego al mismo medio.
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