En Rosario, choferes de taxis realizan acciones pacíficas en puntos estratégicos de la ciudad para concienciar a los usuarios sobre los riesgos del transporte no regulado y disuadir la actividad de plataformas como Uber y Didi. Aseguran que el uso de taxis cayó en un 60%.
Ante el creciente avance de aplicaciones de transporte que operan de manera irregular en Rosario y una caída del 60% en la cantidad de viajes para el sector, un grupo de taxistas ha decidido tomar la iniciativa. Los conductores realizan operativos pacíficos en puntos clave como shoppings y la Terminal de Ómnibus, donde entregan información a los usuarios y tratan de disuadir a los conductores de estas plataformas. “Estamos luchando por mantener nuestro trabajo y por la seguridad del transporte público”, explicó Adriana Herrera, presidenta de la Asociación de Mujeres Conductoras (AMC).
Estas acciones incluyen la distribución de volantes informativos sobre las diferencias entre un taxi legal y los servicios de transporte no regulados. Además, los taxistas interactúan con los usuarios de estas aplicaciones para advertirles sobre los riesgos legales y de seguridad de utilizar estos servicios. “La gente no se da cuenta del peligro que implica subirse a un coche ilegal. Si ocurre un accidente, nadie está cubierto”, agregó Herrera, quien también denunció la precarización laboral en el sector y el impacto que genera la falta de controles efectivos.
La iniciativa cuenta con el respaldo de organizaciones como AMC, Catiltar y Atyr, que también realizan manifestaciones frente a la Municipalidad para exigir mayores controles por parte del Estado. Según Herrera, las reuniones con la Secretaría de Control y Movilidad han sido infructuosas, ya que, pese a las promesas de apoyo, los resultados no se materializan. «En Córdoba, los municipios recaudan millones de pesos en multas a estos servicios ilegales. Acá pedimos lo mismo, porque además es un ingreso que puede beneficiar al Estado local», explicó.
El sector enfrenta una crisis sin precedentes, con una disminución sostenida de los viajes y la pérdida de conductores. “Muchos colegas están entregando sus chapas o trabajando para estas apps como única alternativa para sobrevivir”, reconoció Herrera. Además, enfatizó la necesidad de igualdad en las regulaciones: “Nosotros cumplimos con revisiones técnicas y desinfecciones periódicas, pero no hay controles equivalentes para las plataformas”. La referente hizo un llamado urgente a proteger la actividad legal y a garantizar que el transporte público siga siendo seguro y regulado.
«Cada reunión que hacemos con la Secretaría de Control y Movilidad nos dicen todo que sí, pero no recibimos aún una respuesta con resultados. Acá agarran 20 Uber y Didi por mes, mientras en Córdoba son entre 500 y 550. Entonces tomamos la experiencia de las Madres de la Plaza de Mayo, salvando las distancias, y damos una vuelta para hacernos visibles», relató.
A pesar de las dificultades, los taxistas insisten en que la lucha por su trabajo es también una defensa de los derechos de los usuarios. Con menos taxis en circulación, especialmente en el horario nocturno, y con la competencia de las aplicaciones ilegales, el panorama para el sector se torna cada vez más complejo. “Necesitamos que los ciudadanos comprendan la importancia de elegir transporte regulado. Estamos remando en dulce de leche, pero no vamos a bajar los brazos”, concluyó Herrera.
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