Por la lucha partidaria, Hugo Moyano quedó aislado en la CGT

En menos tiempo del esperado, la fractura de la CGT dejó al bando comandado por Hugo Moyano aislado de poder político, pero sobre todo del poder movilizador de masas. Es que el camionero, que día a día pierde apoyo de nuevos gremios, quedó con escaso poder de representación, siendo justamente Camioneros y, en menor medida, los Peones Rurales, quienes suman volumen de trabajadores.

El problema radica en que, en lo fáctico, el único grupo “movilizable” es el de choferes, ya que la UATRE, con el cuestionado Gerónimo “Momo” Venegas al frente, es un sindicato sin un núcleo duro a nivel nacional, con trabajadores dispersos por todo el país. Y, como si esto fuera poco, es uno de los gremios más cuestionados por mantener altos niveles de trabajo informal, precarización y salarios bajos, situación que no sería posible sin los desmanejos de Venegas, el dirigente duhaldista que coquetea con el macrismo. El resto de los cuadros de conducción que siguen apoyando a Moyano, son referentes de neto corte político, que encabezan gremios menos multitudinarios. Ahora, con un notable perfil más bajo y menos belicoso, Juan Carlos Schmidt, titular de Dragado y Balizamiento, es uno de los lugartenientes, al igual que uno de sus hombres más fieles, el líder de los Canillitas, Omar Plaini. Dentro de ese grupo, uno de los que radicalizó su discurso por la red social Twitter fue el titular de los Judiciales, Julio Piumato. A diferencia del resto de sus colegas, Piumato forzó un discurso de oposición a la CGT de Caló y al gobierno, mostrándose incondicional a Moyano pero renuente a principios políticos que había defendido pocos meses atrás. En esta línea, fue de rescatar la posición del diputado y abogado de la CGT, Héctor Recalde, no cuestionó a Moyano pero reconoció mantener “diferencias políticas”. Sergio Palazzo, de la Bancaria, Jorge Pérez Tamayo, de los Pilotos de aviones, y Guillermo Pereyra, de los Petroleros, son otros de los hombres cercanos a Moyano.