17 DE OCTUBRE DIA DE LA LEALTAD

En la noche del miércoles 16 se reunió el Comité Confederal de la Confederación General del Trabajo y luego de un largo debate se decidió declarar una huelga para el 18 El motivo del paro se expresó en una serie de puntos que incluía el llamado a elecciones, el mantenimiento de las conquistas obreras, etc. pero, significativamente, si bien pedían la libertad de los presos políticos, no mencionaban a Perón. La explicación sería que muchos dirigentes no estaban convencidos de apoyar a Perón, por lo que el sector favorable al paro debió hacer concesiones en el texto para alcanzar la mayoría10 y.11

Un sector importante de la CGT, enrolado en los partidos comunista y socialista i dentificaba a Perón con el nazismo y reclamaba su destitución, coincidiendo con la embajada  norteamericana

Si bien la CGT no auspició la movilización que tendría lugar al día siguiente, la declaración de huelga sirvió como impulsor para que varios sindicatos y los trabajadores en general, que estaban en alerta desde días antes, se sintieran avalados para las acciones a emprender.

Perón, alegando problemas de salud, consiguió que lo a trasladen al Hospital militar, en el barrio palermode la ciudad de Buenos Aires, adonde llegaría en la madrugada del 17.

Miércoles, 17 de octubre de 1945

En la madrugada del día 17 comenzó una movilización de los trabajadores de LA BOCA,BARRACAS,PARQUE PATRICIAS,y de los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores. Fue muy importante el número de trabajadores que salió de Berisso, localidad cercana a LA PLATA donde había importantes frigoríficos, en la que estuvo muy activo a favor de la movilización el dirigente gremial CIPRIANO REYES Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban recorriendo los establecimientos vecinos incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos para luego marchar coreando consignas en favor de Perón por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal. La acción estaba apenas coordinada por algunos dirigentes gremiales que habían estado agitando los días anteriores y la principal fuerza de impulso provenía de esas mismas columnas que mientras marchaban retroalimentaban el movimiento.

Inicialmente la policía levantó los puentes sobre el riachuelo  que son el paso obligado hacia la Capital para quienes provenían de la zona sur (Avellaneda, Lanús, Quilmes, Berisso, etc.). Algunos manifestantes cruzaron a nado o en balsas hasta que, más tarde, los puentes fueron bajados. La policía, claramente favorable a Perón, no obstaculizó la marcha e incluso algunos de sus integrantes intercambiaron expresiones de simpatía con los manifestantes, cuyas consignas nada tenían que ver con el reclamo de la CGT sino que expresaban su apoyo a Perón y la exigencia de su liberación.

El presidente Edelmiro J. Farrell mantuvo una actitud prescindente. El nuevo ministro de Guerra general Eduardo Avalos observaba a los manifestantes y se negó a movilizar las tropas del cuartel de Campo de Mayo que en unas horas podían llegar a la Capital Federal, como se lo pedían algunos jefes del ejército y el ministro de Marina. Avalos confiaba en que la manifestación se disolvería por sí sola pero al comprobar que, por el contrario, era cada vez más numerosa, accedió a entrevistarse con Perón en el Hospital Militar. Tuvieron una corta reunión en la que pactaron las condiciones: Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, no haría referencia a su detención y obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría en su totalidad y Avalos solicitaría su retiro.

A las 23:10 Perón salió a un balcón de la casa de gobierno  Agradeció su presencia, recordó su labor en el gobierno, informó sobre su pedido de retiro, prometió continuar defendiendo los intereses de los trabajadores y, finalmente, pidió a los concurrentes que se desconcentraran en paz añadiendo que, por esta vez, les solicitaba que cumplieran el paro del día siguiente.

A las 20:30 horas de ese día, el doctor Juan Álvarez había concurrido a la Casa Rosada para entregar una carta con los nombres propuestos para ministros junto con el curriculum de los mismos y su aceptación para los cargos. Lo recibieron con estupefacción en medio del desorden que había en ese momento en el lugar, y lo despidieron con cortesía. La nómina constituía, según Luna, un escarnio para el país, pues incluía personas con antecedentes sumamente cuestionables. Así, a Jorge Figueroa Alcorta, propuesto para Justicia e Instrucción Pública, se lo relacionaba con un proceso que en 1942 había envuelto a cadetes militares; Alberto Hueyo, propuesto para Hacienda, había sido director de la CHADE cuando obtuvo una prorroga fraudulenta de la concesion Tomás Amadeo, de Agricultura, era íntimo amigo del embajador Braden; y Antonio Vaquer, para Obras Públicas, había sido funcionario del PRESIDENTE ORTIZ en Coordinación de Transporte, una dependencia creada para salvar las empresas británicas de tranvías, en perjuicio de las empresas locales de colectivos. 14

http://youtu.be/muivdrOqEfE