–Mirá que te armo una interna en la provincia –lo increpó a Adrián Pérez.
Varios dirigentes de la Coalición Cívica, testigos indiscretos del momento de tensión, no se sorprendieron. La inflexibilidad es una marca registrada de Lilita y dejó en claro que puede aplicarla hasta con el ladero más fiel de su carrera política.
Pérez, impulsado como primer candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires, había planteado la necesidad de una alianza con el Frente Amplio Progresista. Para Carrió significaba una herejía que pondría el partido al servicio de Hermes Binner.
–Si insistís te armo una interna–, lo volvió a apurar, sin revelar si el competidor será Juan Carlos Morán, otro de los referentes bonaerenses. Pérez quedó impávido. Había acompañado en silencio todas y cada una de las decisiones de Lilita de los últimos años. Es más, la secundó en la fórmula presidencial en las elecciones de 2011, donde el partido quedó relegado al séptimo lugar.
Los memoriosos recuerdan la soledad del diputado en esa noche aciaga, dando explicaciones para el manojo de periodistas que se acercó al búnker del Hotel Savoy. Carrió ni siquiera se asomó para asumir su peor derrota en las urnas. El sacudón llevó a Lilita a dejar la secretaría general de la Coalición Cívica en manos de Pérez y se recluyó en el Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción. “Me voy a volcar a la actividad social desideologizada”, dijo.
Desde entonces, el ex diputado buscó devolverle identidad al partido. Lo hizo convocando a dirigentes que removieran aquella pátina de centroderecha que la habían impregnado exponentes como Patricia Bullrich. En ese marco se entendió la invitación a Margarita Stolbizer (FAP), Pino Solanas (Proyecto Sur) y Mario Barletta (UCR) para participar del Congreso de la Coalición Cívica del mayo de 2012.
Hoy Pérez ya no es titular del partido –su lugar lo ocupa Pablo Javkin– pero mantiene el mismo objetivo de conformar un frente de centroizquierda amalgamando expresiones de distintos colores políticos. A su regreso de los Estados Unidos, donde aplicó para un posgrado en políticas públicas, comenzó a establecer contactos con referentes bonaerenses –es oriundo de Azul– pero Carrió le puso límites. Hoy está dispuesta a un cierre electoral con Pino Solanas pero no quiere ningún entendimiento con el FAP.
Paradojas de la política: Lilita recela a Binner y descarta cada vez que puede una alianza a nivel nacional pese a que la Coalición Cívica ostenta desde hace años un acuerdo político en Santa Fe con socialistas y radicales. Algunos de sus colegas de la Coalición Cívica no le siguen la corriente. Es el caso de Alfonso Prat Gat y María Eugenia Estenssoro, quienes ya dieron el puntapié inicial para ser una opción electoral porteña junto a Victoria Donda (Libres del Sur) y Ricardo Gil Lavedra (UCR). En medio de este berenjenal, habrá que ver qué hace Pérez. Si se muestra obediente con Carrió, como lo ha sido históricamente, o si decide romper lanzas y avanzar en un acuerdo con el FAP en la provincia de Buenos Aires. De él depende.