La nueva casa de Lilita

“No tengo nada”, insiste como si su supuesta pobreza garantizara la certeza de sus pronósticos apocalípticos. “Soy la única política en la Argentina que vive en una casa alquilada, dejé casi todos mis bienes en el divorcio, porque no me interesaban. Mis ingresos son como presidente del partido más el sueldo de diputada, y vivo bien. Tampoco tengo auto, me manejo en taxi o camino”, explicaba en un reportaje brindado a la revista Para Ti. Quien constantemente insiste en sus apariciones públicas con su falta de bienes es la diputada Elisa “Lilita” Carrió. Hace de esto uno de sus caballitos de batalla predilectos, para marcar su “diferencia moral” con la mayor parte de la dirigencia política, lo que, según ella, la ubica en un sitio de privilegio para “resistir al kirchnerismo”.

Chacras de la Cruz es un club de campo ubicado en la localidad bonaerense de Capilla del Señor. “Emplazado sobre un antiguo campo de características quebradas y rodeado de espacios verdes puros, Chacras fue concebido bajo un marcado estilo clásico, campestre y con detalles muy cuidados”, señala su página web. “Se mantuvo el casco de la estancia –agrega– y se lo convirtió en un pintoresco Club House de campo respetando su estilo colonial, adicionalmente se mantuvo la antigua pulpería que fue transformada en el bar del club. Además de las añosas arboledas de eucaliptos y los tres lagos internos, el Club cuenta con canchas de tenis, fútbol, voley, vestuarios, sauna, gym, SUM, sector hípico y dos piscinas junto al House”.

¿Qué es lo que une a los dos párrafos anteriores? Que justamente Lilita Carrió, quien utiliza el ser inquilina del departamento donde vive como un elemento de campaña política, se está construyendo una importante vivienda en el exclusivo club de campo bonaerense, ubicado al norte de la ciudad de Buenos Aires.

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Catarata de denuncias. Después de no llegar ni al dos por ciento de los votos en las últimas elecciones que la tuvieron como candidata, la estrella política de Lilita parecía apagarse. Incluso llegó a anunciar, golpeada tanto por los resultados como por las críticas que recibía dentro de su propio partido y de socios circunstanciales, que se retiraba de la política partidaria para seguir su lucha desde otro lugar de la escena nacional. Pero del 2011 a la fecha el escenario cambió, y de la mano de una oposición que le regaló la iniciativa al Grupo Clarín y que va detrás de las denuncias mediáticas que se realizan en sus medios, reapareció la Lilita que –más allá de sus magros resultados electorales– visita todos los programas televisivos para repartir denuncias que principalmente centran el foco en Cristina Fernández de Kirchner y sus funcionarios, pero que también apuntan a otros dirigentes opositores.
“Muchos opositores cobran por abajo”, denunció Lilita, con su habitual guiño de ojo, en el programa de Mariano Grondona. Tanto frente a este como en los variados programas políticos de la señal TN, la diputada les cae con todo a ex aliados como María Eugenia Estensoro, a otros que anteriormente elogió como Ricardo Gil Lavedra, y a opositores por derecha y por izquierda. En cuanto al gobierno nacional, su mirada apocalíptica desgrana las siguientes frases: “Tenemos un sistema fascista, autoritario y dictatorial”; “hay que resistir para salvar a la república”; “objetivamente vamos a una dictadura con elecciones fraudulentas”, y “cuando hay fascismo hay resistencia”. Junto con el oficialismo y la oposición, también reciben su parte los votantes que la dejaron con un magro 1,8 por ciento en las últimas elecciones: “La gente votó muy mal”, asegura en televisión, mientras reclama que “la gente tiene que elegir un líder de la oposición”. Cargo para el cual obviamente se presenta y cree superar al resto, ya que, asegura, “hay muy pocos decentes en la política argentina”.
Lilita insiste con su superioridad moral respecto del resto de la dirigencia política argentina y su supuesta falta de recursos económicos es uno de los ejemplos que permanentemente expone. “Mi hijo mayor no puede entender que haya tenido tanto éxito y que sea pobre”, aseguró en el mencionado reportaje dado a Para Ti.
Pero la compra de su chacra en el exclusivo Club de Campo y la construcción de una importante vivienda no es justamente algo que figure entre los gastos de alguien “que sea pobre”, según sus propias palabras.
La chacra. “Paisaje quebrado y diseño agreste combinado con infraestructura y confort hacen de Chacras de la Cruz un lugar distinto. Su cercanía a la plaza de Capilla del Señor lo hace mágico como el pueblo y sus costumbres de mediados de siglo XVII”. Así se presenta este exclusivo club de campo en su página de Internet. Este es el lugar que eligió Lilita Carrió para construir su futura vivienda.
Un año atrás Carrió compró a la empresa Urbaland Argentina S.A. una parcela –el lote número 261– de la fracción cuya superficie total es de 4.240 metros cuadrados, en el Club de Campo Chacras de la Cruz., junto con la acción número 261 de ese club. El precio total de la operación ascendió a 49 mil dólares. De esta cantidad, 30 mil dólares corresponden al valor de la parcela y los restantes 19 mil dólares son pagados por el valor de la acción del Club de Campo. De acuerdo con la escritura con fecha del 29 de febrero de 2012 –que la propia Carrió reproduce en su sitio web–, se acuerda pagar estos 49 mil dólares de la siguiente manera, 9.800 dólares en el momento de la firma del boleto y el saldo de 39.200 dólares en 48 cuotas mensuales, iguales y consecutivas de 816 dólares, “o entregando la cantidad de pesos de curso legal, equivalente a multiplicar la cantidad de billetes dólares de cada cuota por el valor que publique el Banco de la Nación Argentina para operación de cambio tipo vendedor”, según se aclara en la escritura.
Si bien se reconoce la compra de ese terreno, nada se dice de la casa –que se calcula de unos 300 metros cuadrados– que se está construyendo en el Club de Campo y de la cual Veintitrés ofrece distintas imágenes.
Las imágenes son de tiempo atrás, cuando la construcción no estaba muy avanzada. De todas maneras se muestra una casa grande, con numerosas habitaciones y un amplio espacio en el interior. Una construcción así, de acuerdo a consultas realizadas, puede significar un costo final de unos 400 mil dólares. Cifra muy alta para quien dice “no tener nada”. Y que no podría pagar únicamentecon su sueldo de diputada nacional. En su declaración jurada correspondiente al período 2012, Carrió declara que sus ingresos –brutos– por la Cámara de Diputados fueron anualmente de 478.453 pesos. En su última declaración de Bienes Personales –que Lilita subió a Internet–, la legisladora dice que tiene bienes inmuebles en el país por un total de 362.795 pesos.
“El total de predio son unas 211 hectáreas, con más de 65 hectáreas en áreas comunes y de circulación. Tiene un total de 273 lotes, con un promedio de 4.500 metros cuadrados cada uno, generando así mayores vistas y una densidad habitacional muy baja”, se asegura en el Club de Campo donde Carrió se construye su casa.
No es exactamente un lugar donde van a vivir personas sin dinero. Basta recordar los beneficios que tendrá Lilita cuando decida mudarse a su chacra. Un casco de estancia que se ha convertido en un “pintoresco” Club House de campo al estilo colonial; un bar que se realizó a partir de una vieja pulpería del lugar; tres lagos internos junto a las arboledas de eucaliptos; canchas para practicar diversos deportes, desde fútbol hasta tenis; sauna y gimnasio; un sector para practicar deportes hípicos, y dos piscinas que se construyeron junto a lo que era el casco de la vieja estancia. Todo con un servicio de vigilancia las 24 horas, custodios que se molestaron mucho ante la presencia del periodista y fotógrafo de la revista.
Cuando se establezca en su chacra. Lilita Carrió ya no podrá decir que es la única política argentina que alquila donde vive. También correspondería, teniendo en cuenta su habitual discurso, que Carrió hablara públicamente de esta chacra en el exclusivo club de campo.
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Exclusivo y bien protegido
Hace falta algo más de una hora de viaje por veloces autopistas interconectadas para pasar del infierno ciudadano al tranco de la vida campestre. Distante 80 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, Capilla del Señor forma parte de una antigua línea de poblaciones cercanas, emparentadas por la tradición y las costumbres gauchescas. En la entrada al pueblo, un viejo almacén asegura pertenecer al primer poblado histórico, y en su vereda, un cartel azul y nuevo inicia una sucesión de mojones que llevarán a los visitantes hasta el club de campo. La diferencia en la velocidad es muy grande y comienza a notarse en las calles. Señores con bombacha campera y gorras chatas de lana, bicicletas en los cordones, y para quien es del interior, una escena entrañable que lleva a los recuerdos: perros que persiguen a caballos y automóviles. El camino es corto pero intrincado. Después de pasar por debajo un puente del ferrocarril y a poco de andar, el camino a la ciudad de Campana deja ver la entrada al exclusivo Chacras de la Cruz, con la clásica guardia y las dos barreras.
El perímetro del country es interminable, de alambre combinado con cañas que echan brotes y dejan ver muy poco al interior. Adentro, casas grandes de arquitecturas colonial, moderna, minimalista o imitación de casco de estancia apenas se pueden divisar detrás de hileras de arbustos que fueron plantados junto con los cimientos. El campo conserva la tradicional fila de eucaliptos centenarios y salvo por ese único detalle original, fue rediseñado como el resto de los countries y los barrios cerrados. Una línea de alta tensión cruza en diagonal la chacra entera y una camioneta pequeña de color blanco pasa de tanto en tanto por un camino interno. La guardia está inquieta y desde adentro, un jefe vocifera a sus subalternos. Ordena que los intrusos deberán retirarse de la entrada, seguramente acostumbrado a proteger a los inquilinos más allá de los límites del camino público.