Manuel Zelaya, el esposo de la candidata de Libre, llamó a copar las calles para defender lo que consideraba un triunfo birlado en el conteo. El cuarto en la disputa, un periodista deportivo, también dijo que hubo irregularidades.
La inestabilidad política volvió a reinstalarse en Honduras, después de que el candidato oficialista se autoproclamara como el futuro presidente y los dos partidos de la oposición rechazaran ese supuesto triunfo que, hasta anoche, aún no había sido reconocido como tal por las autoridades electorales. Los postulantes de Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro de Zelaya, y del Partido Anticorrupción (PA), Salvador Nasralla, desconocieron que el oficialista Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional (PN), se haya alzado con la mayoría.
Ante este panorama, el gobierno de Estados Unidos optó por no felicitar a ninguno de los candidatos que se proclamaron triunfantes y los exhortó a esperar el fin del recuento de votos. “Estados Unidos llama a los hondureños a esperar el fin del recuento de los resultados oficiales y a resolver sus disputas electorales de forma pacífica, mediante el proceso legal establecido”, dijo Jen Psaiki, vocero del Departamento de Estado
Con una lentitud exasperante que sólo sirve para recalentar los ánimos, hasta anoche el Tribunal Supremo Electoral (TSE) sólo había escrutado el 58% de los votos. Pese a la falta de definición y el clima cada vez más enrarecido, el director del TSE y dirigente del PN, David Matamoros, dijo que “estamos contentos porque Honduras le ha demostrado al mundo entero que podemos hacer las cosas bien”, y elogió el hecho de que el domingo “se haya votado pacíficamente”. El 60% fue a votar con tranquilidad, es cierto, pero las denuncias llenaron de dudas el proceso.
Castro se declaró ganadora con los primeros datos del sondeo de boca de urna ordenado por su partido. Ayer, al ver que el último informe del TSE mantenía la tendencia a favor de Hernández, el comando de campaña de Libre lanzó una inquietante consigna. “Vamos a defender los resultados, el triunfo que obtuvimos en las urnas, y si es necesario en las calles, vamos a ir a las calles”, dijo el ex presidente Manuel Zelaya, derrocado por un golpe de Estado en 2009 y esposo de la candidata opositora. “No aceptamos ese conteo, Xiomara ganó, eso no se negocia.”
Nasralla también denunció que los datos ingresados en el sistema del TSE fueron manipulados. Dijo que en el departamento norteño de Cortés ganó él, pero eso no se ve reflejado en las actas del TSE. Sostuvo que el 25% de las actas publicadas contiene datos diferentes a los que están siendo ingresados en el sistema electoral, y que de las 7000 actas ingresadas al sistema sólo 1500 son reales. No dijo cuáles serán sus futuros pasos, pero anunció que no aceptará el escrutinio oficial.
A todo esto, el oficialista Hernández salió al cruce de Castro y Nasralla (segunda y cuarto en el escrutinio oficial) y, al igual que Zelaya, dijo que “el triunfo no se negocia con nadie porque es la voluntad del pueblo hondureño expresada en las urnas”. Hernández agregó que “la duda que alguien pueda tener que vaya a planteársela al TSE, hagan su planteamiento y punto, pero no vengan a cuestionar mi clarísima victoria”.
Hernández cuenta a su favor con un vasto reconocimiento internacional, pero básicamente con la aceptación de los presidentes centroamericanos, entre ellos el nicaragüense Daniel Ortega, un viejo aliado de Zelaya que ayer sorprendió con una elocuente salutación al candidato del partido que derrocó a su amigo y que hoy celebra la derrota de Xiomara Castro.
La vocera oficial y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, señaló que Ortega llamó “al presidente electo de Honduras, Juan Orlando Hernández”, y lo invitó a trabajar por la unidad e integración de Centroamérica. Según Murillo, Ortega le planteó al hondureño “la voluntad de Nicaragua de avanzar en todos los programas de unidad centroamericana, de fortalecer lazos con los pueblos de nuestra región”.