El diálogo que sigue tendría ribetes surrealistas si no es porque uno de sus protagonistas quiere presidir los destinos de la República en los próximos cuatro años.
El que pregunta es Jorge Bruno, director de la FM Mega Stereo de Tandil, radio que quedó envuelta en una denuncia por irregularidades en la adjudicación de publicidad del gobierno porteño. La respuesta corre por cuenta de Mauricio Macri:
–Bruno: ¿Cómo puede ser que mi radio, que nunca pauta, que nunca contrató y que nunca tuvo relación con el gobierno de la Ciudad figure en la página web oficial con una pauta de 600 mil pesos?
–Macri: Debe haber un error de carga. Estamos chequeándolo. Subimos todos a Internet y a veces hay errores. Estamos tranquilos.
A esta altura parece que el manual de estilo del consultor PRO Durán Barba que indica responder cualquier disparate ante una pregunta incómoda está sobreinterpretado por el candidato presidencial de Cambiemos. Nada importa.
Con la misma soltura intentó minimizar el escándalo Niembro cuando Tiempo develó que el periodista empresario había cobrado de las arcas porteñas más de 20 millones de pesos en contrataciones directas. Niembro debió renunciar a su postulación para diputado por la provincia de Buenos Aires: un papelón sin antecedentes que quiso ser presentado como un ejemplo de grandeza. Un bochorno lo de Niembro. Otro bochorno, la interpretación positiva de su derrape.
De inmediato surgieron más casos de similares características: contrataciones directas y millonarias realizadas por distintas dependencias de la gestión macrista.
En ese contexto, Tiempo también denunció el alarmante recorte al presupuesto del Hospital Garrahan. Desde el macrismo -obviamente- negaron la cuestión. Estaban tranquilos. Luego se sumaron las críticas a Macri porque no presentó ante la Oficina Anticorrupción su declaración jurada. La legisladora porteña del Frente para la Victoria, Gabriela Alegre, ironizó: “Si su declaración muestra un fuerte crecimiento patrimonial, que no diga que fue por un error de carga.”
Ahora se conoce que el PRO gastó 230 millones de pesos entre octubre de 2014 y enero 2015 utilizando unas 700 veces los decretos 556/2010 y 752/2010 que le permiten al Estado porteño eludir las licitaciones públicas por el carácter de “urgencia” que deberían tener tales contrataciones. No fue el caso: parte de ese monto millonario lo destinó a shows, fiestas regionales y también a la contratación de promotoras.
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Otro error de carga
Gustavo Cirelli