La OIT expresó su preocupación por el desempleo juvenil que aumentará en 2016 y porque la pobreza laboral afecta de manera desproporcionada a los jóvenes, fundamentalmente en los países emergentes y en desarrollo.
En un informe sobre las “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2016; Tendencias del empleo juvenil”, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el número de jóvenes desempleados aumentará este año en medio medio millón de personas, hasta alcanzar los 71 millones, y aclara que “es el primer incremento de este tipo en tres años”.
La OIT estima en el informe que “la tasa mundial de desempleo juvenil alcance el 13,1 por ciento en 2016 y permanecerá en ese nivel durante 2017 (frente a 12,9 por ciento en 2015)”.
Una mayor preocupación genera “la proporción y el número de jóvenes, con frecuencia en los países emergentes y en desarrollo, que viven en pobreza extrema o moderada a pesar de tener un trabajo”.
“De hecho, 156 millones o el 37,7 por ciento de los trabajadores jóvenes se encuentran en una situación de pobreza extrema o moderada (frente al 26 por ciento de los trabajadores adultos)”, agrega.
El organismo internacional sostiene que “la tasa de trabajadores pobres es definida como la proporción de empleados en situación de pobreza moderada o extrema, es decir con un ingreso per cápita o de consumo inferior a 3,10 dólares diarios”, y define como jóvenes a los comprendidos en la franja etaria de entre 15 y 24 años.
“El alarmante incremento del desempleo juvenil y los altos niveles, igualmente preocupantes, de jóvenes que trabajan pero siguen viviendo en la pobreza muestran lo difícil que será lograr el objetivo mundial de poner fin a la pobreza de aquí a 2030 si no redoblamos nuestros esfuerzos para alcanzar un crecimiento económico sostenible y el trabajo decente”, concluye el texto.
La investigación además pone de manifiesto “las grandes disparidades entre las mujeres jóvenes y los hombres jóvenes en el mercado laboral que los Estados miembros de la OIT y los interlocutores sociales deben abordar con urgencia”, según declaró Deborah Greenfield, Directora General Adjunta de Políticas de la OIT.