Economía/.
A pesar de la “megaley” aprobada por el Congreso, aún quedan muchas cuestiones de enorme relevancia que deberá encarar la nueva administración en el arranque del año. El propio Presidente reconoció que precisa algunos meses más para “ordenar” lo que recibió del gobierno anterior.
Por Pablo Wende.
El ajuste de las cuentas públicas para llegar al equilibrio fiscal ya está en marcha, a partir de la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva aprobada por el Congreso. Pero la lista de temas que deberá abordar el flamante gobierno en el arranque de 2020 es extremadamente exigente y requerirá de un trabajo quirúrgico para que la economía pueda recuperar el camino del crecimiento a partir de mediados de año.
Entre los temas más urgentes que demandarán la atención de la Casa Rosada inmediatamente después de las Fiestas aparecen los siguientes:
– Renegociación de la deuda pública: aparece indudablemente como el tema de mayor prioridad para el arranque de 2020. La reestructuración ya fue anunciada con mucha anticipación e incluso el nuevo gobierno ya avanzó en un nuevo “reperfilamiento” de la deuda de corto plazo para ganar tiempo. El riesgo país cayó por debajo de los 1.800 puntos básicos ante la expectativa de un acuerdo algo más “amigable” para los acreedores.
El objetivo del Presidente es recuperar gradualmente la confianza de los inversores y eventualmente que la Argentina vuelva a acceder al financiamiento voluntario en los mercados. Eso ayudaría no sólo a provincias o empresas que quieren tomar crédito, sino también a conseguir nuevas inversiones más allá del circuito financiero. El ministro de Economía, Martín Guzmán, también expresó que se trata de una cuestión prioritaria para salir de la recesión.
– Absorción de los pesos excedentes: se trata de otra cuestión extremadamente sensible. Entre los millonarios adelantos transitorios otorgados por el Central al Tesoro y la compra de dólares, la base monetaria aumentó casi 500.000 millones de pesos en último bimestre. Pero semejante expansión de dinero podría generar un fuerte salto en la inflación y también en el tipo de cambio una vez que pase el periodo de elevada demanda de pesos, que se da en diciembre y en enero.
Por eso, en febrero las miradas estarán puestas en el titular del BCRA, Miguel Pesce, y lo que terminará decidiendo con esa cantidad de dinero circulante. Se espera que prenda la “aspiradora” para evitar los efectos negativos mencionados. El problema es que si se avanza excesivamente podría impactar negativamente en la economía, por ejemplo ante la necesidad de subir la tasa de interés para retirar pesos. El desafío es evitar otro “febrero maldito” como le tocó al ex titular Guido Sandleris por haber exagerado con la disminución de tasas en el arranque de 2019. Y hubo otros episodios similares en los úlitmos años, incluyendo el segundo mandato de Cristina Kirchner.
– Nueva fórmula jubilatoria: la que se aplicó hasta fin de año quedó sin vigencia y tanto en marzo como en junio habrá aumentos por decreto “para todos los jubilados”, según aclaró el Presidente. Pero en el medio habrá que determinar otra fórmula de ajuste. Es cierto que se trata de un tema un poco menos urgente, ya que habrá un plazo más amplio para decidirlo, pero seguramente habrá ronda de consultas y un cuidadoso estudio del impacto fiscal de los incrementos futuros que se vayan definiendo en los haberes.
– La política hidrocarburífera: las idas y vueltas en torno a un aumento de la nafta, que finalmente no se aplicó, planteó dudas respecto a cómo seguirá este tema. Por un lado está la intención del gobierno por darle impulso a Vaca Muerta, para lo cual se requiere que los valores locales estén alineados a los internacionales. Pero al mismo tiempo aparecen las presiones para evitar el impacto en los bolsillos de un aumento de combustibles y también buscar un menor impacto en la inflación en los próximos meses.
No sólo desde Casa Rosada frenaron un aumento de 5% en los combustibles que ya había decidido el titular de YPF, Guillermo Nielsen, sino que además se suspendió el aumento del Impuesto a la Transferencia de Combustibles que debía entrar en vigencia en enero. El objetivo, obviamente, fue mantener inamovible el precio de la nafta en surtidores. En las próximas semanas se deberá clarificar cuál será la política energética integral del gobierno, tanto en materia de precios como la fórmula para atraer más inversiones al sector energético, que podría ser uno de los principales generadores de dólares en los próximos años.
Fuente: Infobae