El secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato, condenó el bombardeo sobre la Plaza de Mayo, del que se cumplieron 68 años, y aseguró que el hecho constituyó «un ataque genocida único». Aquel 16 de junio de 1955 escuadrones de guerra de la fuerza aérea naval se disponían a asesinar a Juan Domingo Perón y dispararon contra transeúntes, hasta a un transporte escolar. La CGT convocó militantes a la Plaza para defender al gobierno pero, los aviones lejos de conmoverse ante la movilización, descargaron casi 10 toneladas de explosivos más.
El bombardeo de la Plaza de Mayo fue parte del intento de golpe de Estado perpetrado el 16 de junio de 1955 en la ciudad de Buenos Aires. Un grupo de militares y civiles opositores intentaron asesinar al presidente constitucional Juan Domingo Perón y bombardearon la Casa Rosada y la Plaza de Mayo.
Durante el ataque, varios escuadrones bombardearon y ametrallaron con munición aérea la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, así como el edificio de la CGT (Confederación General del Trabajo) y la entonces residencia presidencial, matando a más de 308 personas e hiriendo a más de 700, entre civiles y militares.
Piumato, titular nacional de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN), repudió el intento de asesinato y derrocamiento del presidente constitucional Juan Domingo Perón, el 16 de junio de 1955, y sostuvo que el hecho protagonizado por aviones de la Aviación Naval y la Fuerza Aérea fue «un ataque genocida único en el mundo».
«Nunca antes una Fuerza Aérea había bombardeado en el mundo a su propio pueblo, y no solo en la Plaza de Mayo sino también en Las Heras y Pueyrredón, el Departamento de Policía y la CGT. Fue un ataque a todas luces genocida», puntualizó el sindicalista.
Piumato añadió que esos aviones, que luego se refugiaron en Uruguay, «eran volados por dirigentes radicales, quienes nunca pidieron perdón«, y aseguró que «sería bueno que alguno se animara hoy a hacerlo por todos los que entonces y muchos años callaron».
«Ello sería un acto muy necesario para posibilitar la unidad nacional», concluyó Piumato.
El 16 de junio de 1955, a las 12.40, una escuadra de treinta aviones de la Marina de Guerra argentina, la mayoría de los cuales estaban identificados con una cruz y la consigna “Cristo vence”, dio inicio al bombardeo con explosivos de hasta 100 kilos y ametrallamiento de la zona de Plaza de Mayo y el edificio de la CGT.
En la Plaza se formaba una movilización de apoyo al gobierno de Perón que fue masacrada sin piedad. Entre las 308 víctimas fatales se contaron transeúntes y hasta un micro escolar lleno de niños procedentes de la provincia de San Juan en excusión educativa. No había viso de contemplación alguna entre los irracionales agresores, que fueron respaldados por la acción de algunas unidades del Ejército por vía terrestre.
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