Carlos Saba es el médico de emergencias que llegó para atender a Morena y cuenta el tiempo que se pierde por no tener un sistema municipal de salud que funcione como corresponde.
—Doc, le tengo que pasar otra emergencia porque es el único que está.
—Pero mirá que estoy lejos.
—Si doctor, pero es la única ambulancia.
Así reconstruye Carlos Saba, médico de emergencias de la Municipalidad de Lanús, el momento en que le comunicaron que debía ir camino a Coronel Molinedo y San Vladimiro para atender a Morena Domínguez. Hasta ese momento era una “femenina víctima de un ilícito”. Tras repreguntarle a la operadora, recién ahí le respondieron que estaba inconsciente. “Lo que sucede es que el SAME en Lanús funciona a los ponchazos, depende del voluntarismo”, cuenta el médico que atendió y trasladó a la niña de 11 años hasta el Hospital Evita. Morena no sobrevivió a las lesiones sufridas durante un asalto a metros de su escuela.
Lanús, distrito hoy gobernado por el PRO Diego Kravetz tras la licencia de Néstor Grindetti para ser precandidato a gobernador de Patricia Bullrich, está conmocionado por el hecho. Morena fue víctima de un robo a manos de ladrones en moto. Fue golpeada e incluso arrastrada. La situación la descompensó, y el llamado de los vecinos activó el Servició de Atención de Emergencias Médicas (SAME), que es el Lanús, no u original Porto. Interviene en los casos de incidentes en la vía pública. Morena llegó al Hospital Evita, pero la autopsia reveló que falleció a causa de la hemorragia interna.
Con 30 años como médico en el municipio, sin un enfermero que lo acompañase en la ambulancia, recién salido de otra emergencia en la calle, con bajos salarios municipales, y una falta general de personal que permita tener más guardias operativas las 24 horas, Carlos Saba cruzó todo Lanús para llegar a socorrer a Morena. “Somos los que ponemos el hombro, pero no se puede hacer todo con voluntarismo.”
Saba, en diálogo con Buenos Aires/12, rememora esos minutos y habla de la necesidad de pensar en “un plan estructural para la salud de Lanús”.
—¿A qué hora te llegó el aviso de la emergencia?
—A mí me lo pasan ocho menos diez. Están las cartas en monitoreo y en las cartas pre hospitalarias que yo tengo que llenar. Yo tardé entre siete u ocho minutos en llegar al lugar del hecho. Pero estaba saliendo de otro código rojo en O’Brien y 14 de Julio. Crucé todo Lanús para llegar. Me preguntan si estoy liberado y me dicen que tenían una femenina víctima de un ilícito.
—¿No había otra ambulancia?
—Era la única operativa a esa hora.
—¿Por qué?
—Porque falta gente. No hay personal porque se paga una miseria y la gente se va. Entonces hoy te pasa que si hay un médico solo en un centro de salud, está atendiendo y con gente en sala de espera, la realidad es que no sabe lo que pasa en esa sala. Llega alguien que te dice que le duele el pecho y, si vos abandonás la sala eso se te puede transformar en un código rojo una vez que te vas. Entonces te llaman los operadores y no todos se suben a la ambulancia.
—¿A veces los médicos tienen que dejar la sala para ir con la ambulancia?
—Si. Yo lo tuve que hacer el sábado pasado, por ejemplo. Tuve que salir a un parto domiciliario porque no había médicos para ir en la ambulancia. Después, lógicamente, hubo que llevar al bebe al hospital. Después está todo el protocolo de la documentación que tenes que completar, así que en total la salita debe haber estado sin médico como siete horas. Recién ahí pedí volver a la salita para limpiar la ambulancia, la camilla, y los instrumentos. Llegué y no había gente, entonces le dije a los chicos que me quería recostar media hora, pero al minuto surgió un código rojo nuevamente y tuve que salir. Y la sala vuelve a quedar sin médico. Sumale que pasé más de 24 horas sin dormir.
—¿Se podría haber atendido más rápido a Morena?
—Si hubiera un plan estructural es diferente porque la comunicación es fácil de lograr. Yo tuve que cruzar todo Lanús, estando el Centro de Salud de Villa Jardín a dos minutos. Si bien con la autopsia te das cuenta de que hubiese sido muy difícil que se salvara, hasta el momento de llegar siempre están las probabilidades. Si la gente llamó ocho menos cuarto, por ejemplo, en dos minutos estabas ahí y en vez de las ocho llegaba la ambulancia ocho menos cuarto. Si a Morena le hubiese agarrado una lipotimia por el susto y no hubiera habido esos golpes, la salvás. A esto sumale los problemas de la comunicación.
—¿Cuáles son los problemas con la comunicación?
–La gente se desespera y llama al 911 porque no se puede comunicar al teléfono de línea que te da la Municipalidad de Lanús que andá a saber cuando te da tono, o intenta con el 107 que es el del SAME que te comunica con un operador de Capital que te deriva recién ahí a Lanús.
—¿Por qué pasa eso?
–Porque el 107 está pensado para cuando había líneas de teléfono fijas, que distinguía de qué ciudad llamabas y atendían directamente del 107 Lanús, por ejemplo. Hoy se llama de celulares, entonces la gente llama al 911, donde te piden muchos mas datos y ahí perdés tiempo. Si no está ese número de línea 4214-1000 que está desde cuando yo ingresé a la municipalidad hace 30 años. Hay que entender que en emergencia hay una premisa: la hora de oro. En esa primera hora vos podés salvar o no a una persona. Poné un 0800-Salud-Lanus o lo que sea para que sea más fácil y reduzca el tiempo.
—¿Nunca hubo un intento de resolver este problema de parte del municipio?
–Hace dos años más o menos habían comprado un montón de teléfonos especiales que dijeron que iba a ser el sistema de comunicación nuevo y que la gente iba a poder llamar directo a esos teléfonos. Eso evitaba llamar al 911 que va a La Plata, de ahí a Monitoreo en Lanús, y recién ahí se lo pasan a la ambulancia. Todo bárbaro. Pero fue un curro porque esos celulares nunca anduvieron, nos hicieron devolverlos y andá a saber dónde están esos celulares.
—¿Cómo fue el momento al llegar a la escuela donde estaba Morena?
–Estaba en el hall de la escuela. Por suerte también había una señora que trabaja ahí pero que a su vez era enfermera, y le pedí que se quede para darme una mano. Cuando llegás ves toda la situación, todo come minutos. La gente que está agolpada, que igual no tiene por qué saber cómo es una emergencia. Tenés que ir a buscar los equipos. En este caso hacer la intubación. Yo tengo claro que hicimos bien, que hicimos todo como corresponde. Que no tengo responsabilidad. Y también por eso quiero salir a contar, quiero cambiar algo con mi exposición. Mis hijos me dicen que no lo haga tanto, pero hay que hacerlo.
—¿Tardaste mucho en llegar al Hospital Evita?
—Llegué rápido, tardé como mucho otros siete u ocho minutos. La policía me ayudó a separar la gente, me hizo de bandera para ir más rápido, y hasta me ayudó con la camilla de Morena, porque tampoco tenés enfermero. Por eso también le pedía a la señora que era enfermera que se quedara. Tenés que ocuparte de levantar tu equipo, los elementos, y todo es tiempo. Estoy sólo con el chofer. Yo tengo la suerte de que mi compañero al volante está conmigo hace más de 20 años y yo le dije que hiciera unos cursos y hoy me puede ayudar.
—¿Cómo siguió el día después de dejar a Morena en el Hospital Evita?
—Me sacaban a otro código rojo. Ahí dije que no. Me querían mandar a otro caso en la vía pública en el supermercado Plaza Vea. Le dije que me deje llegar a la sala y reponer lo que falta en el equipo, arreglar el maletín de emergencias que tengo porque no se con que me voy a encontrar. A ellos les pasan un desmayo no recuperado y resulta que es infarto y yo tengo todo despelotado. Tenía el DEA descargado. Entones si iba y tenía que monitorear al paciente no tenía batería. Realmente le dije por radio que si hay un médico solo en la sala, que lo manden.
—¿Se pusieron en contacto con vos desde el municipio después de lo sucedido?
—El intendente Diego Kravetz y el secretario de Salud no me llamaron. Otros jefes sí, pero para que no hablara tanto del sistema. Pero saben que hablo por todos, y mis compañeros me felicitaron. Yo no hablo sólo por lo sucedido y tampoco por la parte médica. Hablo porque estamos mal pagos todos, los médicos, los enfermeros, y todos. Yo me jubilo por el mínimo. En abril mi básico fue de 110.972 pesos y en mayo de 124.444. Me jubilo por esto, ¿se entiende? No hago política, no soy político, cuento lo que pasa.
—¿Pero nadie se acercó a tener una conversación?
—Con este quilombo aparecieron muchos. Ahora, el miércoles pasado había tenido una discusión con el subdirector de emergencias y le decía: si vos sabés que tenés la demanda que tenes en la Unidad Sanitaria de Valentín Alsina, entonces poné un médico que atienda 12 horas los problemas menores y aliviane los problemas de atención a emergencias. Me dice: conseguilo. ¿Yo lo tengo que conseguir? Me dice que cómo hace, y le digo que es fácil: aumenten el sueldo un cien por ciento, decime con quién hay que hablarlo. Si hay que hablarlo con el intendente, yo voy.
—¿Hoy cómo se lleva adelante el sistema?
—El SAME funciona a los ponchazos, porque hay muchos médicos, enfermeros y choferes que le ponemos el hombro y que sentimos esto de tener que sacarlo adelante. Pero a los ponchazos no sirve. No se puede hacer esto a base de voluntarismo. Se cansan de poner el hombro y se van. Ya la guardia de los sábados no la quiero hacer más. En Ezeiza, por ejemplo, te pagan el doble las guardias, entonces los chicos se van. Hoy las chicas que te atienden en el centro de operadores no tienen protocolos para actuar.
—Desde el PRO, partido que gobierna el municipio dicen que el SAME funciona bien…
—Las ambulancias que trajo María Eugenia Vidal eran un furgón de carga que acomodaron para que fuera ambulancia. Entonces la amortiguación no es la que hay que tener. Quisieron copiar el modelo que hicieron en Capital Federal en dónde hubo inversión. El SAME en Capital tiene hasta un helicóptero, y eso está perfecto. Que nos den entonces un presupuesto acorde para la atención de emergencias y que se cumpla ese presupuesto a nivel municipal. Que haya dos o tres médicos en cada guardia, y no que se llenen las calles de esas puntas de balas y palitos amarillos, o que te hagan una rotonda tres veces.
—¿No te preocupa lo que dicen tus hijos de no exponerte?
—¿Qué me pueden hacer? Si me tienen que decir algo, que me lo vengan a decir.
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