La decisión fue comunicada por el exmenemista Armando Daniel Guibert por orden del Jefe de Gabinete Nicolás Posse. Implica el recorte de las horas extra en la totalidad del Estado Nacional y el fin de un sistema que servía para complementar salarios magros y sostener el funcionamiento de áreas sensibles. Otro golpe a los empleados públicos.
Con un escrito que lleva como referencia «Lineamientos horas extras», Armando Daniel Guibert le comunicó a la totalidad de los ministros nacionales que queda suspendida la asignación de horas extras «en todas aquellas jurisdicciones y entidades que conforman el Sector Público
Nacional».
Por la determinación, que según el texto al que accedió InfoGremiales baja de Nicolás Posse el Jefe de Gabinete de ministros, le piden al resto de los funcionarios que se reprogramen «las tareas operativas en la jornada legal normal de trabajo de cada agente».
El escrito aclara que «Excepcionalmente, para el caso de que se encuentre acreditada la imposibilidad de dar respuesta a impostergables necesidades operativas que comprometan manifiestamente el servicio público, se podrá solicitar fundadamente la asignación de servicios extraordinarios. Para ello, se deberá planificar las funciones del organismo y el personal necesario para cumplirlas».
En la práctica la determinación impacta directamente sobre el personal estatal bajo el convenio Sinep al que, en muchas oportunidades, las horas extras les servían de complemento para llegar a un salario promedio del mercado laboral.
«Es otra forma de empujar a los trabajadores estatales, fundamentalmente a los más formados, a que abandonen su empleo en el Estado», remarcó una fuente de los gremios del sector público.
La determinación fue informada por Guibert, un hombre que ganó terreno en el gobierno de Javier Milei por su pasado menemista. De hecho el 6 de diciembre, cuatro días antes del desembarco en el Gobierno, Milei presentó en un comunicado a Guibert como el hombre que «estuvo a cargo de la reforma de Estado del gobierno de Carlos Menem». En 1996, fue designado en el área de «reforma y modernización» de Obras Públicas.
Guibert, según los registros públicos, sigue empleado por la firma Deloitte, en el área de relaciones gubernamentales: el lobby siempre fue su fuerte. Desde allí tejió con la política. El asesor libertario tiene un buen conocimiento de la cosa pública, a pesar de que no fue, como trascendió, uno de los arquitectos principales de la reforma del Estado impulsada por Menem.
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