Al Rojo lo tapa el agua

 

 

Ernesto Farías acomoda la pelota como puede, en un punto de penal que está lleno de agua, y mira al cielo. Llueve demasiado. Independiente y Newell’s empatan 1 a 1 y el reloj, en tiempo de agote, marca que van 30 minutos del complemento. En el estadio casi no se habla, con suerte se respira. Miles se comen las uñas. Otros ya se las devoraron. Hay un silencio que se escucha. El Tecla corre despacio, tratando de hacer pie en una cancha que se observa inestable. Abre el pie derecho y le pega con una imperfección asombrosa. La pelota, para sorpresa de muchos, va a las nubes y se estrella contra el alambrado y ese silencio que cortaba y que parecía una gran ilusión, ahora, claro, se vuelve desazón. En apenas un puñado de segundos todo se vuelve un infierno. El Tecla, al aire, dice que él es “un burro”. Se lee en sus labios que quiere meterse debajo de la tierra.

Dos minutos más tarde, para terminar con esa faena que desarma al Rojo, con esa pesadilla que envuelve a una mitad de Avellaneda, Ignacio Scocco, la figura del partido, captura un rebote y pone el 2 a 1. El Libertadores de América, con todo el dolor del alma, acusa esa puñalada. Se desangra. Más tarde llega el tercero para ponerle fin a una historia que cada día se pone más difícil. Termina el partido, pero nadie insulta. La procesión, dicen, va por dentro. Todavía llueve.
Esos minutos, casi ínfimos, son el resumen de lo que vive Independiente hace unos meses. Desesperado por el promedio que lo tiene contra las cuerdas y con los partidos que empiezan a consumirse, el Rojo no sabe aprovechar las oportunidades que se le presentan. No sólo que no las aprovecha, sino que, por lo general, se les vienen totalmente en contra. Esa, sin dudas, es la gran tarea de Américo Rubén Gallego, quien deberá cambiarle el ánimo a un plantel que vive envuelto en el nerviosismo. Ayer, en efecto, el estadio estuvo tan repleto, tan unido, tan positivo, que parecía la final de la Copa Sudamericana, aquella que el Rojo consiguió en el 2010 después de imponerse a Goias. Pero el equipo, casi como una respuesta a semejante carga, a tanto aliento, a tanta desesperación por un triunfo –no gana desde la 11ª fecha del torneo pasado–, juega con los nervios a flor de piel. En cierto modo, Newell’s ganó porque tuvo la tranquilidad que al local le faltó.
Como en la película Match Point, de Woody Allen, el destino puede definirse en pequeños momentos. Y ayer, Farías –que perderá su lugar por Juan Caicedo–, ese delantero que contranaturalmente cada día juega peor, dejó pasar un momento clave para el futuro de Independiente. No sólo por el penal errado, sino porque no le aporta lo suyo a un equipo que necesita goles. En fin, en un partido parejo, muy peleado, el triunfo visitante fue injusto, pero triunfo al fin. Al Rojo, que empezará a prepararse para visitar a Vélez, le quedará la extraña sensación de que todavía tiene tiempo para revertir su mal promedio. Y que no está muerto quien pelea.
Arriba y abajo
Al tecla no le salió una
Ernesto Farías tuvo una de sus peores actuaciones desde que está en Independiente. No gravitó, perdió siempre con sus marcadores y para colmo erró un penal que podría haber cambiado el trámite del partido.
LO MEJORCITO
El colombiano Fabián Vargas, en medio de la mediocridad de su equipo, fue el único que cortó e intentó jugar con criterio el balón. No estará ante Vélez.
DE NO ESTAR, A LEÓN DEL MEDIO
El volante de Newell’s, Diego Mateo, no iba a ser titular en este encuentro, pero finalmente lo fue y tuvo una destacada tarea en el mediocampo leproso. Fue la contención de su equipo para cortar el circuito de juego del Rojo.
MALA RACHA ROJA
Independiente lleva nueve partidos sin ganar. Su último triunfo fue en la 11ª fecha del torneo Inicial, 1-0 ante Argentinos.
Caicedo fue protagonista
El colombiano Juan Caicedo llegó a Independiente con bombos y platillos despertando la esperanza goleadora de todo el pueblo rojo para escapar de la zona de descenso. Su debut parecía frustarse debido a trabas judiciales, pero el Rojo presentó un recurso de amparo y el sábado, un juzgado de turno habilitó al delantero para que estuviera ayer en el partido ante Newell’s. Finalmente, a los 18 minutos del segundo tiempo tuvo su chance. Entró e inmediatamente se perdió un gol. Luego inventó el penal que compró Pompei, pero que Ernesto Farías envió a las nubes. El Tolo lo elogió en la rueda de prensa.
COMENTARIO
Se vieron dos equipos que jugaron distintos. Por un lado, Newell’s, que mantuvo el estilo de juego del torneo pasado. Manejó el ritmo del encuentro, no se desesperó en ningún momento y aprovechó las chances que tuvo. Por su parte Independiente fue puro pelotazo en busca de sus delanteros. El error del Rojo fue no aprovechar a Miranda, ni al Rolfi Montenegro para que tuvieran la pelota y manejasen los avances. Más allá del resultado final, el encuentro fue parejo y el empate le hubiera quedado perfecto.
LA FIGURA
Ignacio Scocco: el delantero de Newell’s volvió a mostrar toda su calidad dentro del área. Metió dos goles, el segundo de gran jerarquía. Exigió siempre a la defensa de Independiente con su potencia y su calidad.
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