Anuncian el ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur

Cumbre de Presidentes del Mercosur 2012.
Cumbre de Presidentes del Mercosur 2012.

Por Martin Piqué

Fue un hecho inédito. Por primera vez desde que se constituyó como unión aduanera, para luego ir cobrando cada vez más importancia como bloque comercial, social y político, el Mercosur suspendió ayer formalmente –a través de una decisión de los tres presidentes de sus miembros plenos, que contó con el aval de los mandatarios de los estados asociados– a uno de sus socios fundadores, la república del Paraguay. Tal como se preveía, la sanción será exclusivamente política, sin perjuicios económicos que puedan afectar al pueblo paraguayo. Según el punto 5 del documento final de la cumbre, la representación paraguaya en todos los órganos del bloque, lo que incluye el Parlamento del Mercosur, con sede en Montevideo, quedó suspendida hasta “el pleno restablecimiento del orden democrático en la parte afectada”. El otro gran anuncio, que también significa un hecho histórico, fue la confirmación de que Venezuela se incorporará definitivamente como socio pleno del bloque: el ingreso de la República Bolivariana se concretará en la próxima cumbre, que se celebrará el 31 de julio en Rio de Janeiro bajo la batuta de Dilma Rousseff como flamante presidenta pro témpore.
La suspensión de Paraguay, que despertó una primera reacción airada por parte del presidente en ejercicio, Federico Franco (“se terminó el tutelaje de los países vecinos”, desafió), luego fue refrendada por todos los países de Sudamérica, que emitieron la misma sanción en una reunión extraordinaria convocada para debatir la ruptura del orden institucional en Paraguay (ver aparte). Así, en dos reuniones sucesivas, la primera entre la mañana y las primeras horas de la tarde, que correspondía al Mercosur, y una segunda que duró hasta pasadas las 19, ya bajo el logo de la Unasur, ratificaron el efecto político que se había planteado en un primer momento: aislar a las fuerzas políticas paraguayas (el Partido Colorado, el Partido Liberal Radical Auténtico y la agrupación de Lino Oviedo) que impulsaron un juicio político sin derecho de defensa y que tuvo su veredicto en apenas dos horas.
Como organizadora y anfitriona del encuentro, la presidenta Cristina Fernández fue la encargada de hacer el anuncio. “El Mercosur ha resuelto suspender temporalmente a Paraguay hasta que lleve a cabo el proceso democrático que instale la soberanía popular con elecciones libres y democráticas”, aseguró tras varias horas de debate entre los mandatarios. “No se aplicarán, de ningún modo, sanciones económicas. Y el Mercosur y la Unasur van a aceptar la voluntad del pueblo paraguayo, cualquiera sea el resultado de las elecciones”, aclaró. La decisión de avanzar sobre sanciones de tipo económico, sin represalias de tipo comercial, se conversó primero en el desayuno de trabajo que compartieron, a primera hora, Cristina, Dilma y el presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica. Allí hubo un rápido consenso sobre ese punto. En esa conversación también se consensuó qué hacer con la ratificación del ingreso de Venezuela.
La incorporación definitiva de ese país al Mercosur viene siendo debatida desde hace cinco años. La propuesta ya contaba con la aprobación de los gobiernos y los poderes Legislativos de la Argentina, Uruguay y Brasil. Pero el gran obstáculo seguía siendo el Senado paraguayo, considerado el órgano legislativo más conservador de Sudamérica. La suspensión de Paraguay, por la aplicación del Protocolo de Ushuaia II –la cláusula democrática que prohíbe formar parte del bloque si se produce una interrupción del orden institucional– dejaba entonces una alternativa atractiva para el resto del Mercosur: ante la pérdida temporal de un miembro por una situación tan grave, se podría sumar definitivamente a otro, que venía pidiendo ingresar en forma insistente pero que encontraba la resistencia del primer país, justamente Paraguay. Y la Argentina, Brasil y Uruguay eligieron esa respuesta, aunque con una salvedad. La incorporación plena de Venezuela se concretará de forma oficial en la próxima cumbre, a celebrarse en Brasil. “Es un día histórico y hay que celebrarlo como un día de la historia de la integración y de la ética”, festejó desde Caracas Hugo Chávez, ausente en la cumbre y representado por el canciller Nicolás Maduro.
En el debate entre presidentes también se definió que el ingreso de Venezuela, a fines de julio, abrirá una seguidilla de incorporaciones de otros países, que hasta ahora son Estados asociados. “En este contexto mundial, de crisis y caída de la demanda de nuestros productos, necesitamos que el Mercosur se amplíe a los países asociados y otros también”, exhortó Mujica en su discurso. El uruguayo fue el más insistente a la hora de proponer que se sumen otras naciones a la unión aduanera del Mercosur: sus preferidos son Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador (ver entrevista en pág 4.). En el foro estuvieron, aparte de Cristina, Dilma y Mujica, los jefes de Estado Sebastián Piñera (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Desi Bouterse (Surinam) y los cancilleres Maduro (Venezuela), María Angela Holguín (Colombia) y Rafael Roncagliolo (Perú), cuyo presidente, Ollanta Humala, llegó más tarde. También participaron, como invitados, los cancilleres de Guyana y de México.
El otro gran tema que acaparó el debate fue, obvio, con qué argumentos y qué alcances darle a la suspensión de Paraguay como miembro pleno. Uno de los discursos más esperados fue el del chileno Piñera. Dada su extracción de centroderecha, se esperaba que pudiera exhibir cierta diferenciación con respecto a la posición conjunta de la Argentina, Brasil y Uruguay. Pero Piñera planteó que la destitución de Lugo se había cumplido con el contenido de la Constitución paraguaya pero que no se había respetado la garantía del debido proceso. Más duras fueron las posturas tanto de Evo como de Correa, que sugirieron promover sanciones económicas, aunque terminaron aceptando la idea de sólo imponer un aislamiento político.