La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, compartió un acto con sindicalistas de la Confederación de Trabajadores y Empleadores (CTE) que respaldan su candidatura presidencial para 2023. Criticó a la CGT y remarcó que hay que «romperles el monopolio de la representatividad». Además culpó a los trabajadores por el cierre de Garbarino.
La ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se reunió con su «pata sindical» y radicalizó su discurso antisindical. Atacó a la CGT, a los gremios y a los trabajadores de Garbarino. Además cuestionó el acto del presidente Alberto Fernández en Plaza de Mayo antes afiliados de la CGT y de las organizaciones sociales por el Día de la Militancia.
Bullrich sostuvo que según mensaje del mandatario, «para poder convivir hay que ser kirchnerista, el resto somos como cordobeses, estamos fuera del país», ironizó.
«Fue un discurso contradictorio, habló de un diálogo con ellos y nos volvió a meter en la construcción amigo-enemigo. Desconoce la voluntad popular y va construyendo nuevos enemigos», se quejó.
Pocos días después de las elecciones de autoridades de la CGT, Bullrich dijo que el modelo vigente logró «que haya cada vez más sindicatos pero menos trabajadores», y recordó que «los cargos no son de por vida», al cuestionar que «el padre le deja el sindicato al hijo como si fuera una empresa familiar».
También se lamentó por sindicalistas que «bloquean empresas cuando hay trabajadores que no se quieren pasar a su gremio y les obligan a las empresas a negociar otro convenio».
Y, al respecto, dijo que «Garbarino cerró por los constantes bloqueos que tenía y también por los robos que tenían todos los días».
«Por las leyes que existen, los empleadores no ofrecen trabajo y los que pueden entrar al mundo laboral a veces no cuentan con la formación necesaria o están con los planes. Entonces tenemos demanda reducida y oferta reducida. Hay que juntar oferta y demanda, es fundamental», planteó.
Durante la ceremonia que contó con apenas un puñado de asistentes, se presentó el insólito «Decálogo del Buen Sindicalista», elaborado por la CTE.
Este sector gremial se autodenominan los «flacos», en contraposición con los «gordos» de la CGT. Cuentan con respaldo de dirigentes de Juntos por el Cambio, como la ex ministra de Seguridad y el ex senador Miguel Ángel Pichetto.
Bullrich dijo que el Decálogo «es algo revolucionario para la Argentina» porque se propone combatir «la concepción retrógrada» del modelo sindical actual «y la expulsión de trabajadores del mundo laboral» que existe en el país.
Los 10 mandamientos sindicales macristas propone claves para «armonizar» la relación entre trabajadores y empleadores y, entre otras cuestiones, promueve la flexibilización de los convenios colectivos de trabajo y la eliminación de las indemnizaciones por despido para «no perjudicar la economía del empleador».
El Decálogo del buen sindicalista:
1-No se «atornilla» al cargo y permite la participación de otras listas
La alternancia en los cargos directivos permite la renovación de cuadros sindicales y evita los actos arbitrarios tendientes a permanecer en la silla a cualquier precio.
La democracia interna del sindicato frena la disgregación de dirigentes que al ser impedidos de participar emigran a otras entidades o constituyen organizaciones paralelas.
2-Promueve la incorporación de mujeres
La incorporación de mujeres a la actividad y dirigencia sindical para alcanzar paridad, debe ser un proceso integral que conciba y respete las diferencias, fortalezas y debilidades entre géneros, no una imposición legal.
3-Asume con su patrimonio las decisiones institucionales
Si las decisiones que el dirigente toma en nombre de la institución implican consecuencias que comprometen su patrimonio personal, lo hará adoptar una actitud más responsable.
4-No bloquea la calle ni el ingreso o salida de la gente
Debe evitarse toda medida que perjudique a terceros que no son parte del conflicto, lo que también requiere un papel más activo de la autoridad laboral resolviendo el conflicto en su inicio para evitar su escalada.
5-No roba afiliados
Las relaciones laborales no pueden basarse en la “ley del más fuerte”. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deben respetar el ámbito personal de representación y el interés diferenciado reconocido por la autoridad a cada gremio.
6-No es empresario
Mientras dure su mandato no será propietario, ni único ni en sociedad, de empresas de su actividad ni de ninguna otra.
7-Moderniza los convenios
La actualización de los convenios colectivos de trabajo permite incorporar tecnología, adaptarse a la nueva realidad laboral, mejorar la calidad del empleo y facilitar el paso de los planes sociales al trabajo registrado.
La indemnización del trabajador puede incorporarse al convenio como un seguro de desempleo, garantizando su pago al trabajador sin perjudicar la economía del empleador.
8-Defiende la fuente laboral y el progreso de la empresa
Proteger el trabajo implica por un lado obligar al empleador a la registración laboral y al cumplimiento del convenio colectivo, pero también defender el servicio y rentabilidad de la empresa para equilibrar la relación entre capital y trabajo.
9-Se capacita y promueve más esfuerzo
Para representar a los trabajadores hay que estar “entrenado”, o sea capacitarse permanentemente, y estimular en sus representados la educación continua que les permita mantener el empleo y/o prepararse para el reingreso laboral.
No podemos reducir la carga horaria laboral si queremos más trabajo y ascendencia social; debemos estimular una mayor dedicación.
10-Impulsa nuevas organizaciones para defender nuevos empleos
Es importante defender tanto la libertad de sindicalización del trabajador como la de constituir entidades representativas de los nuevos tipos de trabajo. De lo contrario se desprotege al nuevo empleo y las viejas organizaciones distorsionan su finalidad para quedarse con el aporte sindical.
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