Los primeros días de diciembre de 2001 los ojos del mundo se posaron sobre la Argentina. El ministro de Economía del entonces presidente Fernando De La Rúa, Domingo Cavallo, dictaminó la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo para plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro en todo el sistema bancario afectando a millones de ahorristas.
En los meses previos ya se habían fugado del sistema bancario más de 80 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, el gobierno había tomado deudas con tasas de interés reales superiores al 16% anual.
Es probable que muchos de esos fondos que se fugaron tuvieran como destino alguno de los varios paraísos fiscales que aún persisten en el planeta.
Paradójicamente, y en un contexto sensiblemente diferente, hoy es uno de esos paraísos, la pequeña isla de Chipre, quien sufre medidas de las mismas características y que se han agravado en los últimos días cuando se dictaminó un control de capitales.
El objetivo de fondo y que tienen en común ambas experiencias es, sin dudas, el salvataje del sistema financiero a costas de los depósitos individuales.
Probablemente sea ese el denominador común de ambos procedimientos entre otros aspectos diferentes que merecen ser valorados.
Para eso, Tiempo Argentino consultó a diferentes economistas con el fin de establecer puntos en común y diferencias entre hechos ocurridos con más de una década de distancia.+