El titular de la Federación Gráfica Bonaerense, Raimundo Ongaro, falleció ayer a los 92 años en su casa de Los Polvorines. Fue uno de los fundadores de la CGT de los Argentinos, una de las experiencias más significativas del gremialismo nacional.
El histórico dirigente gráfico padecía problemas cardíacos y fue encontrado muerto en su su domicilio por sus familiares, de acuerdo a lo consignado por Héctor Amichetti, dirigente de ese gremio.
Amichetti informó que entre las 10 y las 14 de hoy, el gremio gráfico le rendirá un homenaje en la sede sindical de Paseo Colon 731 porque “esa fue su segunda casa”.
El gremialista también indicó que los restos de Ongaro, fundador y titular de la mítica CGT de los Argentinos, serán sepultados luego en el Cementerio de Sam Miguel.
“Ongaro representa para todos los gráficos y los trabajadores en general un ejemplo de conducta y coherencia”, afirmó Amichetti.
Y al respecto, puntualizó: “Nuestro compañero es y será la guía de la posición histórica del sindicalismo de liberación. Sufrió cárcel, exilio, y hasta el asesinato de un hijo con tal de mantener en alto esas banderas”.
Ongaro pasó en su juventud de ser compositor, profesor de música y director de orquesta, a trabajar como obrero gráfico y de allí dio el salto hacia la dirigencia sindical.
Su carrera fue meteórica. Fue el secretario General de la legendaria CGT de los Argentinos. Sufrió encarcelamientos, allanamientos, secuestros y humillaciones varias. Pero nunca quiso abandonar su país. Sólo cuando le asesinaron un hijo resolvió cambiar de postura y marchar hacia el exilio.
Una vez en el exterior, denunció a través del mundo la represión en Argentina, mientras se prohibía mencionar su nombre en cualquier medo de difusión del país.
Sin embargo, Ongaro continuó siendo el símbolo del gremialismo combativo para el movimiento obrero. Místico, estudioso, locuaz, orillando los 60 años no se propuso nuevas metas. Solo continuar luchando por las justas reivindicaciones de los trabajadores.