Crismanich, de la pesadilla de Beijing al sueño cumplido en Londres

Cuando el combate terminó, Sebastian Crismanich se largó a llorar como un niño luego de luchar como un verdadero hombre para vencer al español Nicolás García y lograr la medalla de oro en Taekwondo, primer galardón dorado en los Juegos de Londres 2012 y la primera conquista en un deporte individual desde 1948.

“Sabíamos que la final iba ser cerrada, había un trabajo táctico muy fuerte allí y bueno, se dieron las cosas como pensábamos. Lo ideal era romper físicamente al rival hasta lograr la diferencia”, contó emocionado el taekwondista argentino luego de la dura final.

Crismanich confiesa que se acercó al Taekwondo gracias a su hermano, que lo convenció de que probara la doctrina. Pero él quería ser futbolista. “Creía que este deporte no era para mí, no tenía el carácter que se necesita. Era introvertido, inseguro. Por eso agradezco a este deporte que me formó como persona”, diría el hoy medalla de oro hace un tiempo atrás.

Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.
Sebastián Crismanich, el oro correntino.

Sebastián comenzó entrenando en su Corrientes natal, pero fue en Córdoba donde el luchador empezó a crear una identidad y una técnica propia. Allí, Crismanich se dedicó de lleno al entrenamiento de alta competencia, al punto de dejar de lado los estudios secundarios. Sin embargo, en la actualidad el luchador rinde libre materias de segundo y tercer año, porque prometió llevarle el título a su madre.

Si bien siempre creyó que alcanzaría la gloria olímpica (“Si no gano ahora, será en Río, o en el 2020, no me voy a morir sin ganarla”), hace algunos años que la causa se tornó más personal que nunca para el correntino. Resulta que en Beijing 2012, Crismanich fquedó fuera del certamen luego de un fallo polémico, ante un luchador venezolano. “Me robaron aquella pelea. Tuve pesadillas durante tres meses, soñaba con esa vez y me despertaba de madrugada sufriendo porque sabía lo que iba pasar pero no podía revertirlo”, relató a INFOnews el luchador correntino cuando aún la medalla obtenida en Londres era apenas un anhelo lejano.

Manu Ginóbili, acaso uno de los deportistas olímpicos más destacados de este certamen olímpico, contó: “A la tarde, antes del partido, vimos en vivo su primera pelea y se nos puso la piel de gallina. Estábamos todos gritando sin entender las reglas, porque ninguno de nosotros sabe nada de taekwondo”. Vaya cumplido que recibió Seba Crismanich, aquel correntino que pasó de no poder dormir a causa de las pesadillas a vivir el sueño olímpico, más despierto que nunca.