Veintidós médicos voluntarios de todo el país viven desde hace dos meses en Salta, donde atienden a niños, niñas y mujeres embarazadas de las comunidades originarias, que con 110 mil personas representan casi el 10% de la población de esa provincia. El Operativo para la Vida, impulsado por Unicef y el Ministerio de Salud salteño, se desarrolla desde enero hasta mediados de este mes en los departamentos de Orán, San Martín y Rivadavia, y plantea la necesidad de cubrir en época estival numerosas áreas vulnerables por los casos de niños deshidratados, diarreas fatales y dengue endémico. Pero el encuentro intercultural no sólo refleja la situación socioeconómica de poblaciones carenciadas, invisibilizadas, algunas que nunca antes recibieron la atención de un médico. También significa para los doctores un dilema profesional entre la medicina tradicional con la cual se formaron, y la medicina “social” o “humana”, que florece en cada una de sus visitas a los hogares.
El sistema de atención primaria de la salud de Salta contempla la figura del agente sanitario, que tiene a su cargo entre 120 y 150 familias, a las que visita cada tres meses, casa por casa (y cada 30 días a las que presenten factores de riesgo), para tareas de prevención, educación, vacunación y un censo detallado, con foco en los factores de riesgo: casos de desnutrición, embarazadas sin controles, hacinamiento, analfabetismo o falta de alimentos, antecedentes de suicidios, abuso de alcohol o drogas, y violencia intrafamiliar. Con el agente llegan a las viviendas los voluntarios.