El Hospital Borda, sus trabajadores y pacientes padecieron ayer una brutal represión, corolario impune y grosero de más de un año de violencia, de intentos de desalojos por las madrugadas y de abandono.
Fue en abril de 2008 cuando Macri anunció el cierre de los hospitales neuropsiquiátricos Borda y Moyano. En julio de 2012, el gobierno porteño confirmó la construcción de un Centro Cívico que funcionaría como sede de gobierno. Se construiría en dos hectáreas de los terrenos del fondo del Hospital Borda, donde se encontraban el Taller Protegido N° 19, la vieja panadería, la cancha de fútbol y una antigua morgue.
El Taller Protegido Nº 19 era el lugar en el cual los pacientes realizaban sus rehabilitaciones y donde se desarrollaba el área de deportes y recreación. Era, además, el único espacio intrahospitalario con fines de reinserción social y laboral. Del taller participan más de 20 pacientes a los que se les enseñaban oficios de carpintería y herrería. “Estas tareas les permitían desarrollar un oficio, aprender a trabajar en equipo, sociabilizar”, destacó a Tiempo Argentino Marcelo Piccinini, terapista ocupacional y encargado del taller. Allí los pacientes confeccionaban estructuras de hierro para camas hospitalarias y muebles de melanina, entre otros artículos. Para financiar la obra, el oficialismo porteño consiguió que la Legislatura le aprobara el 20 de diciembre de 2012 la venta del edificio del ex Mercado del Plata, en Carlos Pellegrini al 200, donde hoy funcionan varias dependencias estatales.
Los trabajos de derrumbe en ese sector del Borda comenzaron en marzo de 2012, sin previo aviso. Trabajadores, pacientes y especialistas lograron frenar las máquinas. El 8 de julio de 2012 las excavadoras volvieron a hacerse presentes y destruyeron un poco más. Exactamente un mes después, el 8 de agosto, la Policía Metropolitana irrumpió sin previo aviso y sin orden judicial, esta vez de madrugada, para permitir que una empresa privada realizara un cerco perimetral. Y volvieron a ingresar otras cuatro noches siguientes.
Luego del sorpresivo intento de desalojo, los trabajadores comenzaron los acampes para impedir la destrucción total del taller. El 24 de agosto de 2012 volvieron a ingresar en la madrugada.
El 20 de diciembre del año pasado sesionó la Legislatura porteña. “Todos sabían al momento de votar la Ley N° 4473 que el Centro Cívico iba a ser construido en los terrenos del Borda: numerosas denuncias permitían saber con certeza que se demolería el hospital”, aseguró Jorge Selser, diputado del Partido Socialista Auténtico. Y agregó que “con cinismo, legisladores como Ritondo decían que el Centro Cívico no se construirá en el Hospital Borda, sino en terrenos aledaños que pertenecen a la Ciudad de Buenos Aires”. Para ATE Capital, la “monumental” iniciativa esconde un plan de privatización y negocios inmobiliarios, además de violar leyes de protección e impacto ambiental.
A la problemática de achicamiento se sumaron las condiciones deplorables en las que se trabaja. En menos de diez meses, fue demolido el subsuelo donde funcionaba el taller Pan del Borda, robaron en la FM La Colifata (que además dejó de percibir subsidio de la Ciudad) y hubo dos incendios con dos víctimas fatales. En el Borda el gas faltó durante un año en la cocina, la guardería, radiología, la guardia, consultorios externos y en el tercer piso, donde se tratan patologías de jóvenes y adolescentes.
Transcurrido más de un mes del invierno 2012, en –al menos– la mitad de los pabellones del Hospital Borda, que albergaba a unos 700 internos (la mayoría fueron removidos o dados de alta de forma indiscriminada), seguía ausente la instalación de gas, desde que se cortó el servicio en la Semana Santa de 2011.
Jorge Selser aseguró a este diario que presentará “un proyecto para que el Taller Protegido Nº 19 se reconstruya y que se lo recuerde como símbolo de la peor gestión de salud que la Ciudad de Buenos Aires haya tenido y que es la gestión de Mauricio Macri”.
“La recuperación durará meses”
La situación de violencia ocurrida puede causar consecuencias riesgosas y prolongadas en los pacientes, advirtió un experto en salud mental.
El presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Horacio Vommaro, contó a Télam que “el personal de guardia se vio obligado a disponer un estricto control sobre la reacción de los pacientes para poder contenerlos”, ante una situación que podía “agudizar muchos de los síntomas”.
Según datos recibidos de sus colegas médicos del Borda, Vommaro afirmó que “el problema es que entre los pacientes del hospital cunde el miedo”. De ese miedo, explicó, “pueden surgir respuestas según sus patologías, ya sea con cuadros de ansiedad, actitudes psicóticas, paranoides, fantasías suicidas