Un nuevo capítulo de quiebre se presenta en la CTA, esta vez patrocinado por Víctor de Gennaro y ejecutado por Hugo “Cachorro” Godoy. Esta fractura vuelve a poner en duda el futuro de esta Central, que en los hechos tiene aún más particiones que las tres en las cuales quedó a partir de este cisma.
Varios motivos explican este desenlace. Por un lado, empieza a profundizarse el sesgo personalista de cada espacio de la CTA: la Central ya venía cargando esa impronta desde el quiebre entre Pablo Micheli y Hugo Yasky. Y la tercer pata de esta historia vuelve a ratificar esa característica, porque la figura de Godoy emerge apalancada sobre la importante estructura de recursos humanos (y de los otros) que permite la comandancia de ATE en la provincia de Buenos Aires.
“Cachorro” Godoy forma parte de una particularidad en la historia de ATE, pues en él funden largos lazos con la línea del “Tano” De Gennaro, junto con varias relaciones que se apalancan en su militancia en la Tendencia en los 70 e incluso vinculaciones con el viejo aparato Duhaldista del conurbano. Esos antecedentes hacen de Godoy un cuadro con la impronta gremial del histórico ANUSATE, con prácticas propias del pejotismo bonaerense.
¿Qué pasará con esta nueva CTA? Lo primero es ver desde qué lugar pretende pararse frente al sistema político. A diferencia de ATE -que debe ejercer la representación gremial de sus trabajadores en el día a día-, la CTA sólo tiene posicionamiento en las grandes vigas de la actualidad nacional. Así, lo que mueve su amperímetro es la posibilidad de ejercer o no presión sobre las políticas públicas que van en detrimento de los trabajadores en el sentido mas amplio. En principio, pareciera que las continuas divisiones solo medran la capacidad de la CTA de ocupar la primera línea del reclamo. Esto ocurre por dos motivos: primero, por el frío con el cual es tratada por la institucionalidad gobernante que prefiere a la CGT/Organizaciones sociales como interlocutor; y segundo por su incierta capacidad de movilizar masivamente o forzar un paro de efecto visible.
Entonces queda especular sobre las expresiones de Micheli, que ante la actitud de Godoy dijo que la ruptura se debió a “diferencias partidarias”. Y a su vez explicó: “Yo nunca me quise encolumnar con el partido de De Gennaro. A la personería gremial la tengo yo, lo de ellos es ilegal”.
Si esto fuera así, habría que preguntarse cuál es la arquitectura política que viene pensando de Gennaro, ahora que la contradicción entre campo popular y sectores concentrados pareciera expresarse de manera más cruda y clara. Los que no aprecian a De Gennaro afirman que “Víctor es parecido a Lilita, pero sin su glamour y con muchos menos votos”. Y rematan: “Se para en el lugar de la conciencia del campo popular, pero cada vez que intenta armar si no está él en el centro detona todo”. La frase apunta, entre los sucesos mas recientes, a su fallido intento en el armado del FAP.
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