Disputa por la tierra.
Al menos siete policías y diez campesinos murieron y alrededor de otras 100 personas resultaron heridas durante un intento de desalojo llevado a cabo por las fuerzas de seguridad en una hacienda de Curuguaty, 240 kilómetros al este de la capital de Paraguay. El presidente Fernando Lugo emitió un comunicado en el que repudió el hecho, respaldó la tarea de la policía, y anunció el envío de las Fuerzas Armadas a la zona. Los ocupantes del predio reclaman la restitución de las tierras que se adjudica el ex senador y dirigente del Partido Colorado Blas N. Riquelme y denuncian la complicidad de la fiscalía local.
“Está controlada la situación”, había asegurado el ministro del Interior, Carlos Filizzola, en conferencia de prensa poco antes de que el presidente le pidiera la renuncia. Filizzola dijo que las fuerzas de seguridad cumplían con una orden judicial de desalojo cuando recibieron una ráfaga de disparos. “Tuvieron que responder”, se justificó. Pero Lugo también echo al comandante de la policía.
El enfrentamiento provocó que los ocupantes huyeran hacia “zonas boscosas” aunque, según el ministro, no hay motivo para preocuparse porque “la policía tiene rodeado hasta el momento el lugar”.