El campeón recuperó la punta

 Fiesta en el Parque Independencia. Celebran en el Coloso Marcelo Bielsa. La familia leprosa tiene motivos de sobra para disfrutar el fútbol. Y le sobran argumentos por más que, como ayer, al final del primer tiempo se fueron 1-0 abajo en el marcador. Y la alegría tiene que ver con lo lindo que juegan los ahora dirigidos por Alfredo Berti, los que en el torneo pasado eran dirigidos por Gerardo Martino. Porque la redonda marcha invitada a los pies de cada compañero, no entra de prepo ni de rebote al circuito que muchos le dicen de juego y apenas son cortocircuitos que no asustan en sus reflejos.

Porque en el juego amarrete que tantos entregan en el fútbol argentino resulta extraño ver cómo escala el paraguayo Marcos Cáceres, con cabeza levantada y tirando caños hacia adelante. Bernardi busca combinar con Figueroa y Tonso se suma permanentemente. Y encima la fiera Rodríguez regresó de su excursión a Asunción con unas ganas tremendas de seguir demostrando que tiene talento para ilusionarse con otro Mundial. Como si la convivencia con Messi y compañía le despertó el recuerdo de lo lindo que es amigarse con la pelota.  Maxi jugó un partidazo, si hasta   Víctor López y Gabriel Heinze por momentos se sumaron con criterio al toqueteo.
Por momentos el gran defecto de la Lepra, si es que se le puede decir defecto, es que no logra trasladar a la red adversaria tanta diferencia en el juego. Y se transforma en un estigma doloroso cuando el rival, como ayer Olimpo, acierta una. Por más que esa única la elabora con gran eficacia y termina con un cabezazo demoledor de Musto, que resultó inapelable para el arquero.
Pero lo bueno que tiene el juego de Newell’s es que con tiempo por delante, cuenta con argumentos suficientes como para asustar a los defensores más templados. Porque la pelota viaja de un extremo a otro sacando piernas, quitando concentración, desgastando el sistema nervioso. Y de tanto ir, aparecen los espacios. De tanto buscar aparecen las oportunidades, como esa que concretó Trezeguet o el penal que Maxi Rodríguez transoformó en gol del triunfo. El 2-1, aunque justo, resultó exiguo para todo lo que entregó el conjunto leproso. Tan injusto como el reclamo desmedido de los jugadores visitantes, que intentaron culpar al árbitro de una cuestión pasajera, del destino final del encuentro. Porque lo que no fue pasajero fue la gran diferencia que hubo entre ambos equipo, ni el baile que los jugadores de Olimpo sufrieron en el Marcelo Bielsa.
EL ANÁLISIS
“Los jugadores tuvieron mucho carácter y una gran cuota de juego para dar vuelta el resultado en un partido que se complicó .”
Alfredo Berti
COMENTARIO
Desde el inicio del partido la posesión de la pelota perteneció a Newell’s. Pero Olimpo tuvo el gol en la primera llegada. Era un resultado injusto para los rosarinos que habían hecho todo para estar en ventaja. En la segunda parte del encuentro Newell’s lo dio vuelta con mucho fútbol. Pasó por arriba a los bahienses. ¿Cuál había sido la diferencia entre la primera y la segunda parte? Simplemente que Newell’s tuvo gol. Pero sin dudas mereció el triunfo, incluso una ventaja mucho mayor que la que se llevó.
LA FIGURA
MAXI RODRÍGUEZ: Su última actuación en la Selección lo debe haber hecho recordar sus mejores tiempos. Tuvo un gran partido, fue clave para la dinámica del equipo rosarino. Y además hizo el gol del triunfo.
2
goles
de Trezeguet en Argentina que no son de primera.