Sea por torpeza o por falta de variantes, prácticamente desde el inicio de su campaña Duhalde optó por refugiarse en la “cosa aparatista” del Peronismo Federal, creyendo tal vez que así recreaba la mística movimientista del peronismo.
“Factor Miedo, la apuesta de Duhalde para su milagro”. Este es el modo en que el diario Ámbito Financiero tituló su nota del pasado 5 de septiembre, referida a los planes electorales de Eduardo Duhalde de cara a las elecciones generales de octubre. Contundente y gráfico el concepto usado por el matutino del recordado Julio Ramos, aunque no demasiado novedoso.
Desde que se decidió apostar por su futuro presidenciable, el lomense procuró buscar recurrentemente en el “miedo” su ariete proselitista, consciente de que su única chance de reacomodarse políticamente se da en un escenario de crisis, como queriendo repetir aquella foto de finales de 2001que le permitió su glorioso cuarto de hora. Llamativa ingenuidad la de Duhalde. Tanta insistencia en el tremendismo de sus advertencias agoreras termina por revelar más sus deseos que sus pronósticos.
Y a la luz de lo ocurrido en las primarias de agosto, la estrategia duhaldista no ha sido precisamente fructífera.