Le achacan haber boicoteado la candidatura del alcalde y ser responsable de la derrota en GBA. Críticas al gesto de Bullrich de subirlo al escenario y ponerlo como ganador.
La postal del domingo fue para el establishment una pesadilla. Habían jugado un pleno al escenario de Horacio Rodríguez Larreta ganando la interna PRO y a una derrota considerable de Unión por la Patria (UP). Militando en paralelo que el peor futuro sería un triunfo de Patricia Bullrich y ni que hablar de Milei. Cuando vieron el resultado, colapsaron, y el lunes a primera hora encontraron un culpable: “la cagó Mauricio Macri”, dijo un industrial financista de Juntos por el Cambio, mientras revolvía pesaroso un café junto a dos colegas en un hotel céntrico.
Mauricio es Macri, y le achacan, según supo Página/12, dos cuestiones clave: haber boicoteado la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, la apuesta de los ceos, y ponerse a jugar visiblemente con Patricia Bullrich, a sabiendas de lo que el apellido Macri significa en muchos distritos del país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Sin contar aquí el juego de pinzas que hizo para dejarlo al alcalde fuera de la contienda por el pago chico, la CABA, que vuelve a manos de un Macri, en este caso Jorge.
La marca de Macri
El anhelo del sector privado era que Larreta quedara en un cabeza a cabeza con Sergio Massa para definir la primera vuelta, algo que el Círculo Rojo entendía como “un proceso de normalización lejos de los extremos”. Pero los ceos que conocen a Macri aseguran que “él siempre tuvo claro que con Horacio no era. No lo quiere”. Los que siguen esa interna admiten que el alcalde porteño tampoco tiene una relación fluida con el ex presidente, pero que siempre trató de preservar el nexo.
La historia cuenta que unos dos meses antes de las PASO, un grupo de ejecutivos nacionales del rubro de alimentos se reunieron con dirigentes de la campaña de Larreta y le preguntaron por qué Juntos hacía campaña centrado casi exclusivamente en el odio al kirchnerismo. “La idea del jefe”, respondieron. “Se lo va a terminar llevando puesto a Horacio”, le respondieron.
Por todo esto, generó mucho malestar en la parte del herido establishment larretista el gesto de Bullrich subiendo a Macri al escenario luego de los resultados. Lo puso como un ganador en una interna que, para los ceos, no sólo le dio malos números a Larreta, sino que fue muy mala, también, para Bullrich, que terminó cinco puntos abajo de Massa, el ministro candidato que tiene números de una macro muy compleja. Además, fue Macri el que escondió a Larreta en ese mismo escenario. “Fue espantosa esa imagen”, admiten los que la vieron de cerca. No hay fotos de unidad posibles, más allá de los intentos, sentencian en el empresariado.
El búnker de los ceos bullrichistas
En la otra esquina, los ceos bullrichistas brindaron con champagne. Incluso los que estuvieron el domingo en el búnker de Juntos en Parque Norte. Se vio allí a los hermanos Neuss, financistas de la campaña y dueños del avión privado que usó Patricia para volver de la elección en Chubut; segundas líneas de la empresa de Tierra del Fuego Newsan y la perla de la noche: “Nicky” Caputo, el hermano del alma de Macri, que llegó especialmente invitado por Hernán Lombardi, uno de los que manejan las relaciones PRO con los privados. En síntesis, casi una cumbre del renacimiento de un macrismo puro.
Hubo mucho ceos que pegaron el faltazo a ese evento cuando vieron que se demoraba el resultado por la marea de votos de Milei. Los que bancaban a Larreta, entre los ausentes, hicieron catarsis un día después en diferentes charlas telefónicas con funcionarios que acompañan al alcalde. Las charlas, contenido del que tuvo conocimiento este diario, son lisérgicas. Cuentan los ceos que escucharon de boca de laderos de Larreta el pedido, con bronca, de “votar a Massa o a Milei”. “Paremos un poco esta locura, ya ganaron ellos, hay que bancarlos”, respondió un empresario que intentó colar responsabilidad política en un espacio que llegó dinamitado a las PASO y terminó con un resultado visiblemente negativo.
La mancha venenosa de Macri, que según el larretismo “es la mala palabra que nos tiró abajo la elección bonaerense”, parece de todos modos expandirse entre espacios con similitudes de ideas. En las filas de Javier Milei no son pocos los que le piden al libertario dejar de decir que habla con Macri y que tienen coincidencias. En el PRO, en cambio, ven una intención de Mauricio de terminar “lo que construyó hace 20 años” fundando el partido: quiere una alianza con Milei para derrotar a Unión por la Patria. Ya en su entorno se lo desaconsejaron, pero aseguran que está convencido de ir en ese sentido.
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