El intendente de Tigre es la nueva esperanza del Grupo para derrotar al Gobierno K. La estrategia de Magnetto, el rol de Alberto Fernández y los favores mediáticos en campaña.

Artista Exclusivo. Massa paseó su triunfo electoral por Canal 13. Alberto Fernández lubricó el vínculo entre el intendente y el multimedios de Magnetto.
Sergio Massa ganó las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias en buena ley. Es decir: sacó más votos que sus contrincantes en el distrito clave de la política nacional. Unos 3.041.969 bonaerenses lo eligieron como su candidato para las elecciones de octubre. Su principal elector, sin embargo, no estuvo entre esa multitud. Héctor Magnetto, el mandamás del Grupo Clarín, vota en Capital.
El fervor del empresario con la campaña de Massa se desplegó en todos los formatos con los que opera el multimedios: gráfica, radio y tevé. Un detallado estudio del sitio Diarios Sobre Diarios, especializado en análisis de medios escritos, detalló esos favores. “Clarín y La Nación votan a Massa y en contra del FPV” se titula el artículo, a tono con la contundencia del informe. El trabajo, publicado a una semana de las PASO, sostuvo que durante la campaña “Massa apareció 17 veces en la portada de Clarín y 18 en la de La Nación”. Sobre ese total, aclara el artículo, “Clarín lo trató favorablemente en 10 títulos –5 principales, 4 secundarios y 1 pequeño–, y en forma neutra en 7 noticias –1 central, 4 secundarias y 2 pequeñas–”. Según el trabajo de DSD, La Nación –suerte de subsidiaria editorial de Clarín– no se quedó atrás: “Lo editó (a Massa) en forma positiva en 9 títulos –4 principales, 1 secundario y 4 pequeños–, y en neutro en 9 noticias –6 centrales y 3 secundarias–. Además, publicó 2 títulos neutros –1 principal y 1 pequeño– para dirigentes del ‘massismo’”.
Pero no sólo de elogios se nutre una campaña mediática. A menudo, los medios son más eficaces para demoler que para construir. Entrenado en esa tarea, Clarín también favoreció a Massa denostando a su competidor, el intendente K Martín Insaurralde. Según el relevamiento de DSD, el lomense “sumó 8 menciones en la primera plana de Clarín y 8 en la de La Nación. Clarín lo cuestionó en 4 noticias –3 principales y 1 secundaria– y lo editó en neutro en otros 4 títulos –1 central, 1 secundario y 2 pequeños–. En ese sentido –agrega el informe–, La Nación lo trató en forma adversa en 4 noticias –2 principales, 1 secundaria y 1 pequeña–, en neutro en 3 títulos –2 centrales y 1 secundario– y favorablemente en 1 noticia principal”.
El trabajo de DSD –cuya versión completa se puede consultar en www.diariosobrediarios.com.ar/dsd/notas/5/674-clarin-y-la-nacion-votan-a-massa-y-en-contra-del-fpv.php#.UgvxtNI99e0–revela que el fenómeno se replicó en territorio porteño, donde Elisa Carrió fue la precandidata “con mejor performance en las tapas de los dos diarios de mayor circulación”. El dato coincide con la actitud de los candidatos apenas concluida la jornada electoral. Tanto Massa como Carrió fueron agasajados por la principal espada periodística del Grupo, Jorge Lanata, en su show dominical. Pero la tarea, claro está, aún no fue concluida.
Massa transitará hacia el 27 de octubre sobre la alfombra roja tendida por el Grupo. Eso no implica, sin embargo, que el camino esté exento de sobresaltos. De tanto en tanto, el Grupo le requerirá muestras de fidelidad que lo pueden dejar en offside. Algo de eso ocurrió, precisamente, cuando La Nación le hizo decir a Mirta Tundis que, de resultar electa, anularía el Fútbol Para Todos. La declaración de la tercera candidata a diputada massista provocó una crisis de nervios, sobre todo en los intendentes de territorios peronistas, que sin sutilezas expresaron su temor. “¡Cómo mierda se le ocurre decirles a los negros del conurbano que les vamos a sacar el fútbol! ¡Por qué no les dice que les sacamos la Asignación Universal, así no nos vota nadie!”, se quejó ante Veintitrés, en lenguaje llano, un histórico colaborador del jefe comunal.
Después de aquella declaración, la consultora previsional de Telenoche fue apartada de la campaña, pero su nombre reapareció de manera curiosa tras la noche triunfal. “Cuídenos a nuestra joya”, le advirtió a Massa la dupla Santillán-Biasatti, que conduce el noticiero de El Trece. Pocas veces se observó, en vivo y en directo, semejante muestra de cariñosa complicidad entre un candidato y un medio de comunicación.
Una de esas veces fue el abrazo que el extinto Bernardo Neustadt estrechó con Carlos Menem la noche en la que el riojano obtuvo la reelección. A la manera de Neustadt, el domingo Lanata recibió con abrazos y mohines cómplices a Elisa Carrió. Es cierto que el animador y la diputada se prodigan una añeja amistad. Pero ese brote afectivo encaja en la mesa de arena que Magnetto dispuso para la próxima contienda electoral. El CEO de Clarín imagina la tapa del 28 de octubre con el siguiente podio: Massa en provincia, Carrió, Gabriela Michetti y Pino Solanas en Capital. Incontinente, la diputada que se propuso defender “a muerte” los intereses del Grupo Clarín ya inició su campaña a favor de la candidata a senadora del Pro.
Más cauto, acorde con el terreno cenagoso que le toca transitar, Massa evita las definiciones tajantes sobre cualquier cosa, pero en especial las relacionadas con el Grupo Clarín. Un ejemplo: cada vez que le preguntaron sobre la Ley de Medios, el candidato dijo que será respetuoso de lo que determine la Corte Suprema. Una salida elegante, pero de patas cortas: es probable que la Corte resuelva sobre la cuestión de fondo antes de los comicios. ¿Llegará entonces el momento de saber qué piensa Massa sobre la desmonopolización de la palabra? ¿Se animará el candidato a contrariar a su principal benefactor? Sería una demostración de carácter político que, hasta ahora, Massa no incorporó a su cuidado lenguaje gestual.
Los comunicadores afines al Grupo suelen despreciar el poder de fuego electoral del multimedios. Arguyen que, si así fuera, Cristina Fernández no hubiese obtenido el 54 por ciento de los votos en su reelección presidencial. Los antecedentes, sin embargo, le adjudican a Magnetto una formidable influencia política que el capo mediático ya no se esfuerza por disimular.
La leyenda comenzó a escribirse con la apropiación de Papel Prensa, durante la última dictadura cívico-militar. Por entonces, Clarín canjeó su silencio frente al genocidio por la posesión monopólica de un insumo estratégico para la prensa. Ya en democracia, el uso y abuso de esa posición dominante sirvió para condicionar competidores y al débil gobierno de Raúl Alfonsín. Así consiguió, por caso, que el mandatario radical le otorgara la explotación de Radio Mitre, con la esperanza de saciar su voracidad. Fue un error. Magnetto probó sangre y quiso más.
La derrota electoral de mayo de 1989 encontró a Alfonsín asfixiado por la híper, los saqueos organizados y los cuarteles en ebullición. Desesperado, el presidente se encomendó a un grupo de empresarios con la esperanza de que le permitieran mantener a flote la frágil balsa de la democracia en medio de la tempestad. Le faltaban seis meses para entregar su mandato. Apenas eso pedía, seis meses. “No”, le respondió Héctor Magnetto, mandamás del diario Clarín. “Imposible, el obstáculo es usted”, asestó, decretando la defunción anticipada del gobierno alfonsinista. Y alimentando su leyenda como figura determinante de la política nacional.
Desde entonces, muchos políticos locales se criaron en la creencia de que ningún dirigente sobrevive a cuatro tapas negativas en Clarín. Néstor Kirchner, que asumió con un anémico 22 por ciento de apoyo popular, aceptó esa maldición. El chaperón en aquella luna de miel era Alberto Fernández, un ex duhaldista devenido en jefe de Gabinete K. No fue casual que Fernández fuera eyectado del Gobierno justo cuando el kirchnerismo decidió enfrentar al multimedios. Y tampoco lo es que ahora reaparezca del brazo de Massa, la nueva “esperanza blanca” del Grupo. Sin el apoyo territorial o económico que pueden ofrecer intendentes, empresarios o sindicalistas, lo único que explica la presencia de Fernández en el dispositivo massista es su línea directa con la calle Piedras, comando central del Grupo. Es de esperar que, en los próximos sesenta días de campaña, el consiglieri Fernández sea un invitado frecuente a los programas políticos de TN donde se cantarán loas al intendente de Tigre.
Lo primero que hizo Carlos Menem fue modificar las leyes para permitir la expansión audiovisual del Grupo Clarín. Todavía no está claro cómo compensará Massa al multimedios desde su banca de diputado, pero Magnetto por ahora se conforma con usarlo como ariete en su guerra contra CFK. Por su parte, Massa sabe cómo complacer a sus jefes. Un talento que, en política, puede ser una virtud. Al menos lo fue para él, que hizo del agasajo su herramienta más eficaz. Graciela Caamaño de Barrionuevo, Mario Das Neves, Domingo Cavallo, Palito Ortega, Eduardo Duhalde y hasta la propia Cristina Fernández pueden dar fe de ese espíritu solícito que, en clave peronista, suele confundirse con lealtad. Ahora lo adoptó Magnetto, un peso pesado del poder real que lucha por su supervivencia. Son tiempos huracanados. Y Clarín no ofrece cobijo gratis.
fuente: veintitres