Nicolás Kreplak, titular de la cartera sanitaria, asegura que desde Nación “no hubo, ni hay, un plan contra el dengue”. Los casos. Prevención, fumigación y vacunas.
“Un Gobierno nacional que comienza sus funciones un 10 de diciembre, y que sabe que va a tener dengue, no puede asumir sin un plan estratégico. Y acá no hubo, ni hay, un plan contra el dengue”, dice Nicolás Kreplak, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.
“¿Qué rol tomó la cartera sanitaria nacional? Ninguno. Lanzó un comunicado diciendo cuestiones que no comparto, pero no hubo ningún trabajo al respecto”, afirma el titular de Salud bonaerense a este diario. Dice que el 11 o el 12 de diciembre, luego de que asumieran sus nuevos funcionarios, el ministerio de Salud de Nación tendría que haber convocado a todos los ministros de Salud del país para “articular un plan desde el Estado Nacional que plantee qué bloqueos íbamos a poner entre la zona del noreste argentino y el centro, y qué estrategias de vigilancia de mosquitos íbamos a tener”.
Sin embargo, la cartera nacional comandada por Mario Russo apuntó hacia otro lado. Kreplak enumera:
-“Desfinanciaron los centros rectores del noreste y del noroeste, y al desfinanciarlos hay menos vigilancia y menos trabajo de bloqueo de lo que, años atrás, se llamaba ‘escudo norte'”.
-“No pensaron ninguna estrategia respecto a repelentes, ni de otro tipo”.
-“No hicieron nada con el avance de la vacuna”.
-“No financiaron promotores de salud para fortalecer el trabajo territorial en los municipios y las provincias”.
-“No hicieron una campaña municipal para explicar cómo se previene el dengue, cómo son sus fases y cómo se puede acudir para reducir el riesgo de dengue grave”.
-“No trabajaron en la previsión de reactivos para hacer diagnósticos en las provincias”.
-“No tomaron ninguna medida para fortalecer la atención de dengue”.
Al describir la inacción de la cartera nacional, el ministro de Salud bonaerense subraya: “Lo que no se puede hacer de ninguna manera, cuando uno gestiona, es decir ‘yo no puedo hacer nada, lo debería haber hecho el anterior’, porque la epidemia es toda de este Gobierno nacional, no del que los antecedió”.
Buenos Aires atraviesa la epidemia de dengue y los casos registrados aumentan, al igual que en todas las provincias del país. Según indicó el boletín epidemiológico provincial, que sumó los datos de la décimo segunda semana del año y que es el último que publicó el Ministerio de Salud bonaerense, durante la temporada actual se registraron 46.035 casos positivos, 31 los fallecidos y casi 600 casos que presentan signos de alarma. Son 400 los casos probables, y más de 14 mil que continúan siendo estudiados.
Mediante un comunicado oficial, la cartera nacional de Salud que comanda Russo expuso que “estamos sufriendo las consecuencias de la falta de prevención que hubo el año pasado, donde no se hizo el trabajo correspondiente”. Kreplak responde: “No es así, en la provincia se hizo mucho trabajo de descacharreo en invierno, lo que reduce la cantidad de mosquitos que después contagian en el verano. Se hizo mucho más que en años anteriores”.
Según indica el boletín epidemiológico de la semana 12, el territorio bonaerense presenta brotes de dengue en localidades de 44 municipios, que están distribuidos en casi todas las regiones sanitarias. Las autoridades sanitarias provinciales identificaron predominantemente el serotipo DEN2, seguido de DEN1 y DEN3, que sólo se presentó en un caso, en el municipio de Morón.
Además de éstos tres, existe un tipo más de dengue. Si bien sus síntomas no varían demasiado, si una persona contrae dos serotipos diferentes en distintas ocasiones, suele alcanzar los casos más graves, que derivan en sangrado de mucosas, dolor abdominal intenso y continuo, hepatomegalia, somnolencia, irritabilidad, hemoconcentración con plaquetas, vómitos persistentes y derrame seroso.
Kreplak dice a BuenosAires/12 que la epidemia se replica, particularmente, en distritos de grandes conglomerados urbanos, “especialmente del conurbano bonaerense y de La Plata”. Añade que el brote epidémico “todavía se encuentra en ascenso”, pero aclara que “lo hace de manera más lenta”. Explica que la epidemia más grande de dengue había sido la del año anterior, pero subraya que esta “es muy superior a todas las epidemias anteriores”.
“Es una epidemia de dengue muy grande en toda la región de las Américas, y el aumento en la cantidad de casos se debe a diversas razones, pero especialmente, a la capacidad adaptativa del mosquito, que crece más y en diferentes lugares.”
El ministro agrega que, luego del brote del verano pasado, las hembras del mosquito Aedes aegipty continuaron contagiando durante el invierno en diversas regiones del noreste. “Esa podría ser la causa que expliqué la cantidad de casos y su velocidad, ya que la zona de Buenos Aires cuenta con alto volúmenes en el flujo de migración interna”. Y amplía: “Lo que faltó fue trabajo en el norte, donde se debería haber trabajado, y se deberá trabajar, para que no haya dengue durante el invierno. Eso es muy importante para que no haya más casos el próximo verano”.
La cantidad de mosquitos aumentó en toda latinoamérica, y Kreplak asegura que, a nivel provincial, “no existe ninguna acción que pueda generar un corte radical de los contagios”. Dice que se trata de un mosquito que es sensible a las temperaturas, por lo que habrá que esperar al frío para que el insecto deje de circular. Por ese motivo, el ministro hace hincapié en “trabajar mucho en la colonia de mosquitos de los hogares, para reducir el riesgo de ser contagiados mediante el descacharreo”, y agrega que “hay que hablar mucho de educación para que la población sepa cómo reducir el riesgo de contagio, y también cómo, una vez contagiado, acudir al sistema de salud para no saturarlo, pero tampoco llegar demasiado tarde y tener que lamentar víctimas que podríamos salvar”.
A nivel nacional, el ministerio conducido por Russo comunicó que, en lo que va de la temporada, registraron 129 muertes y 180.529 casos de dengue, lo que representa un índice de 384 casos cada cien mil habitantes. De los notificados, 398 casos fueron clasificados como dengue grave.
En torno al debate por la fumigación, el ministro bonaerense apuntó que “el Gobierno nacional tiene que explicar que no se puede fumigar porque para los mosquitos vivos no tiene eficacia”. Y amplía: “Es ineficaz, insegura y se utiliza sólo de manera focalizada por los equipos de epidemiología de cada provincia o región. La fumigación aérea está prohibida y contraindicada, porque corremos el riesgo de generar más resistencia de los mosquitos ante la medicación insecticida, que es tóxica e ineficaz”.
Si bien considera que “no se debe discutir muchos sobre la vacuna en este momento, porque no están dadas las condiciones para tenerla disponible, y porque distrae el foco principal que es la prevención”, el ministro asegura que la vacuna Qdenga, del laboratorio Takeda, “es nueva, segura y con bastante eficacia demostrada especialmente en la población joven, que es la más sensible”.
El ministerio de Salud de Nación, en su comunicado, hizo referencia a la vacuna cuando indicó que “la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aún no la autorizó”. Kreplak dice que el de Nación “es un mal comunicado, técnicamente equivocado y que desconoce que la ANMAT, que es la agencia de regulación en nuestro país, ya la aprobó”. “No la autorizó Estados Unidos, pero eso no significa que la rechazó, sino que no la aprobó porque nadie se lo pidió”, agrega y reafirma que “la Comisión Nacional de Inmunizaciones, mediante evidencia científica, dijo que es segura”.
Si bien indica que la vacuna tiene todas las condiciones para ser utilizada en el futuro, explica que la en la provincia “no contamos con ella, más que en muy pequeñas proporciones y de manera privada”, por lo que “no está disponible para la población”. “Tocará, en el tiempo que viene, analizar a qué población, en qué territorios y a qué grupos etarios habría que darles la vacuna, y si está puede ser utilizada para mayores de 60 años o no”, cuenta el ministro, que aguarda la publicación de la información de eficacia de los estudios de fase 3, que lleva adelante el laboratorio Takeda.
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