El viaje privado de Milei a España con dinero del Estado, cuando dejaron a los comedores sin comida y a los enfermos de cáncer sin remedios porque “no hay plata”, es una burla a la tragedia que viven muchos argentinos.
Se entiende cuando alguien dice que “no hay plata” y deja a miles de personas sin alimentos, o deja morir a los enfermos de cáncer porque no hay plata para los remedios. Si llegó a ese extremo, se supone de buena fe que efectivamente no hay plata. Pero si el mismo que dejó a los comedores sin comida y a los enfermos sin remedios, sale de viaje seguido con el dinero que debería haber ido a los comedores y a los remedios, entonces esa frase se traduce de otra forma. El presidente ya es parte de una casta de privilegiados que se ponen por encima de los niños con hambre y de los enfermos de cáncer. Es una muestra del país que quiere con su Pacto de Mayo.
El costo de mover el avión presidencial los tres días que durará su viaje a España sobrepasa el medio millón de dólares, sin contar el alojamiento y otros gastos que insumirá en esos tres días Milei y gran parte del gabinete de ministros y colaboradores que viajó con él. Con un millón de dólares se hubieran pagado remedios o abastecido a los comedores por varios días. No hay plata, pero los altos funcionarios se duplicaron los sueldos.
Y no se trató de un viaje oficial.La gira obedeció al narcisismo de Milei que no pudo dejar de asistir a un mitín de Vox, la tercera fuerza de España, referenciada en la dictadura franquista.
El argentino será el único mandatario porque los otros que estaban invitados, la premier italiana Georgia Meloni y el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, desistieron por la intrascendencia que tiene para ellos la reunión. Y por las consecuencias negativas que sí podría traerles, ya que será un foro anti Unión Europea.
La otra actividad será por un negocio privado. El presidente presentó en Madrid el libro que la editorial Planeta retiró del mercado y reeditó por las mentiras que había incluído en su curriculum.
En el momento de la partida, su proyecto de ley ómnibus se había estancado en las comisiones del Senado. Pese a la presión y la extorsión a legisladores y gobernadores, el texto es tan decisivo que implica la transformación del país, la inversión de los valores sobre los que se fundó; en vez de igualdad, desigualdad; en vez de soberanía, sumisión; en vez de libertad, protocolos de represión.
Era difícil que la velocidad con que los diputados aprobaron una norma tan compleja les hubiera permitido estudiarla en profundidad. Los diputados del opoficialismo, radicales y pichettistas, fueron corridos con los amagues presidenciales y levantaron la mano sin saber lo que estaban aprobando.
En el Senado tomaron nota. La historia no será condescendiente con los que firmen al boleo como hicieron los diputados. Igual que el DNU, muchos de los puntos transgreden algunos principios básicos de la Constitución. No son temas que pueda decidir el Congreso en soledad. La norma en sí debería ser rechazada y en todo caso convocar a un referéndum y a una Asamblea Constituyente. No es una norma para sacar entre gallos y medianoche como hicieron en Diputados porque es tan abarcadora que el Congreso no alcanza.
Al interbloque peronista del Senado le faltan cuatro votos para rechazar el proyecto de ley. Parece una distancia mínima, pero por la lógica de algunos legisladores, esta diferencia chica, en vez de facilitar el rechazo, encarece el voto indeciso de varios legisladores de fuerzas provinciales que prefieren la ambigüedad. Este grupo se inclina por aprobar la norma en general, para conformar a Milei, y plantear algunos cambios cuando se discuta en particular. Cambiar algunos puntos no cambia demasiado, porque la esencia de la ley apunta a un país con pocos muy ricos y una inmensa mayoría de pobres.
En España Milei declaró que “cuando un país crece, también crece la desigualdad”. Lo que crece en ese modelo es la riqueza de unos pocos a costa de la pobreza de la mayoría. Es la idea de crecimiento que tienen los falsos libertarios. Milei agregó que después de un tiempo, la desigualdad tiende a bajar. Lo cual no ocurre porque para que disminuya tendría que haber medidas distributivas.
La aprobación de la ley ómnibus fue la condición extorsiva que impuso Milei a los gobernadores afines y a los oportunistas para que participen en la firma del Pacto de Mayo. Sin la ley aprobada, el Pacto se trasladará a otro mes. El 25 de Mayo, Milei irá a Córdoba. A falta de gobernadores, en el gobierno se discutió la posibilidad de realizar el Pacto de Mayo con el pueblo. Se imaginó así una pantomima con un pueblo imaginario que hablaba con este presidente imaginativo para acordar el país que excluya al pueblo.
En la ley ómnibus y en el Pacto de Mayo se resuelve el futuro de los argentinos cuando el planeta marcha hacia una fuerte polarización de la que será muy difícil salir. Perder independencia para tomar decisiones en ese cuadro internacional ataría al país en el rango de proveedor de materias primas a una potencia en retroceso. Es un rango colonial, ni siquiera de socio menor.
En ese contexto se entiende el vaciamiento de la educación pública y el desfinanciamiento de la ciencia y la tecnología que son herramientas de soberanía y libertad. La colonia no necesita técnicos ni mano de obra de calidad porque no elabora la materia prima, los minerales e hidrocarburos, los alimentos que se llevarán trasnacionales que durante 30 años tendrán el privilegio de no pagar impuestos.
El intento de usar el presupuesto para dividir el frente universitario que se movilizó el 23 de abril pasado endureció la posición de las universidades que no fueron favorecidas en comparación con la UBA. El proceso que disparó el gobierno en su afán de desfinanciar y desprestigiar a la educación pública, hizo que la apatía por la política de la mayoría de los estudiantes en los últimos años, fuera superada ante el peligro de no terminar sus carreras. En las universidades se discute otra vez de política más allá de los círculos militantes. El gobierno despertó un gigante que había permanecido ausente del debate. Y el favoritismo por la UBA provocó un profundo malestar en todas las demás.
Cuando se sintió muy fuerte el malestar en la sociedad por el aumento de la carestía de la vida y sobre todo del transporte público, aparecieron encuestas que todavía le asignan a Milei un alto respaldo. No parece que fuera así, por lo menos en CABA y en provincia de Buenos Aires, donde el enojo de la gente se escucha a viva voz.
No es cuestión de discutir el valor de las encuestas. Pero lo cierto es que en ese escenario de tanto respaldo al oficialismo hubieran sido muy difíciles las fotos que circularon del gobernador bonaerense, el peronista y opositor Axel Kicillof, con el gobernador radical de Santa Fe, Maximiliano Pullaro y con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, que es del PRO. Si están esas fotos es porque hay un clima que las sostienen por encima de los obstáculos que se les opondrían desde el respaldo a Milei.
Desde sus diferentes bases partidarias, los tres gobernadores constituyen una generación nueva y distinta de políticos. Es probable que Kicillof haya buscado ese efecto con esas fotos. Hay muchos mensajes en esas imágenes. Una es la colaboración federal entre las provincias ante la arbitrariedad del gobierno nacional. Y otra es la actividad política de Kicillof que surge como la figura de alternancia más fuerte en la oposición.
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