El periodista de Perfil que creció junto a la SIDE trucha

Pablo “Payito” Blanco viene construyendo desde hace casi cinco años una carrera “ejemplar” en Perfil. A los ojos de Jorge Fontevecchia, maneja las herramientas básicas para ser considerado un futuro cuadro para la sección política de cualquiera de sus productos. Despliega una audacia que muchas veces roza la temeridad, tiene una ambición de protagonismo muy alta, adhiere con una fe ciega al ideario de la derecha liberal (si es que éste concepto resulta compatible con la realidad), y por sobre todas las cosas carece de fuentes confiables entre la dirigencia política local. La última condición es casi excluyente, ya que potencia, por default, las anteriores.

Pablo Javier Blanco
Pablo Javier Blanco

Blanco ingresó a la plantillas periodística de Perfil en 2007 (nació en Tierra del Fuego pero se radicó en Buenos Aires con la intención de graduarse en la carrera de Comunicación Social, aunque al final desertó y nunca pudo tener su título de periodista), cuando Fontevecchia comprendió que su sueño de convertirse en el Jacobo Timerman del siglo XXI había naufragado. Clarín desplazaba a su dominical diario Perfil del rol de opositor acérrimo y las ventas se le vinieron a pique. Ahí se aferró a la tabla de salvación de la puntocom y por ese huequito se coló “Payito” Blanco.

Muy pronto entendió como venía la mano. Si quería hacer carrera tenía que ponerse el traje de amianto del antikirchnerismo. Su modelo, su espejo era Darío Gallo (que a mediados de los Noventa había llegado a revista Noticias sacando chapa de peronista progre – de hecho su primera tapa exitosa fue una excelente investigación y entrevista a al represor Pajarito Suárez Mason- y derivó en un militante opositor apenas un pasito menos a la derecha que Lilita Carrió), por entonces un director de web con poco rodaje pero el suficiente peso específico para encarar el desgaste mediático de la gestión Cristina. La orden tácita fue agitar los demonios, aunque para eso hubiera que pactar con el diablo. Y Blanco vio su oportunidad.

Y eligió la figura emblemática de Hebe de Bonafini y con ella a todas las Madres de Plaza de Mayo, para descargar un odio militante, Y de que fuentes abrevó? De las más nefasta y destituyentes. Las de la SIDE trucha que Luis Barrionuevo y Miguel Angel Toma montaron con fondos provistos por las huestes de Héctor Magnetto en el viejo bunker del Hotel Savoy.

Justo es reconocer que por lo menos, hasta donde se sabe, “Payito” Blanco no recibía sobres con efectivo para difundir las operetas envenenadas que se armaban desde el Savoy ya durante todo el 2008, en medio de la crisis de las retenciones. Blanco recibía prolijos informes que desde el BCRA traficaba Martín Redrado y que apuntaban a desgastar moralmente la figura de Hebe de Bonafini. Esos papers que viejos agentes residuales de la dictadura, el neoalfonsinismo, el menemismo y el duhaldismo le servían en bandeja a Blanco, después se transformaron en la cabecera de playa de un ataque artero a Bonafini.

“El despilfarro de los cheques sin fondos de Bonafini”. Así tituló revista Noticias en junio de 2008, un informe color olor a “carne podrida”, al pie del cual estaba la firma de Pablo Blanco. El informe, que había sido chupado por la gente infiltrada por Redrado en el BCRA, decía que “Según consta en los archivos del Banco Central de la República Argentina, Hebe de Bonafini y la Fundación Madres de Plaza de Mayo, que ella preside, tienen este año 34 cheques rechazados por falta de fondos por un valor de $403.984,96. La cifra sólo abarca los primeros tres meses del año, ya que la última estadística del BCRA llega al 26 de marzo. Si se toma en cuenta todos los cheques emitidos desde 2004, los “rebotes” financieros totales de Bonafini son más amplios y superan el millón y medio de pesos”.

Ni Gallo ni mucho menos Fontevecchia le pidieron a “Payito” un chequeo de los datos. Daban por cierto que la “merca” que les proveían los agentes de Toma era prueba suficiente para hundir a Bonafini y así desgastar a Cristina. Así fue como Blanco publicó en Noticias que “En la central de información del BCRA figuran, desde el 11 de noviembre de 2004 y hasta el 26 de marzo de 2008, 147 cheques rechazados por un monto que asciende a $1.668.270,39. La mayoría rebotados durante el año pasado. Las sumas individuales van desde los $170.000 por cheque a $37,50”.

Muy abajo en el texto, y consignado como al pasar, Blanco escribió que en realidad, sólo 34 cheques no habían sido cancelados por la Fundación de la Madres, mientras que el 75% restante, si había sido honrado y pagadas las multas de la totalidad de los cheques rebotados. Como el dato, dejaba a salvo el buen nombre y honor de la Madres, Blanco lo disimuló todo lo que pudo.

El golpe de efecto había sido dado por “Payito” y su nombre por primera vez subió hasta el piso 14 de la editorial, donde Fontevecchia tiene su bunker. Fue así como pasó de Noticias a Perfil.com y se convirtió en el perseguidor mediático de Hebe de Bonafini. Una especie de Eduardo Feimman del periodismo gráfico. Todo con el aval de sus superiores.

Tanto es así, que cuando estalló el escándalo Schocklender, la notoriedad volvió a golpearle las puertas y su tapa del diario amarillista Libre, ridiculizando a la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, lo reposicionó en el universo Perfil. Sólo que esta vez, con sus fuentes de la SIDE trucha desfinanciada por Magneto, Blanco directamente tejió lazos con el hombre acusado de estafar a la Fundación de las Madres. Y así fue cómo durante un par de semanas Schocklender se convirtió en la estrella de la cadena de productos de la editorial.

Pero “Payito” también tiene en claro que su ascenso social en Perfil no está asegurado. Necesita o bien golpes de efectos sobre figuras de la talla de Bonafini (y por eso busca horadar el entorno de Máximo Kirchner) o en todo caso salir en defensa de los intereses de la Editorial vía Twitter, como hizo cuando Mario Pergolini calificó al periodismo que hace Perfil como “periodismo de mierda”, Payito lo cruzó desde su cuenta y desde su blog personal payito.com.

En las últimas semanas, su orgullo recibió un golpe duro. No pudo y no supo cómo resolver el pedido especial que había hecho Jorge Fontevecchia a todas las secciones de política de revistas Noticias, Caras, Libre y Perfil.com. La misión era encontrar una foto que mostrara a Cristina Fernández de Kirchner en su lecho de convalecencia.

Y “Payito” falló. No pudo volver a la editorial con la foto que saciara la sed de sangre que le reclamaba su jefe. Lo que no tuvo en cuenta el joven Blanco, que 15 años atrás, por un pedido tan demencial como ese, nacía la tragedia de José Luis Cabezas.