Luego de años de inconvenientes, parece difícil que Milei regularice el proyecto. La interdependencia respecto de otros temas bilaterales, como el swap, podría modificar la situación.
La incertidumbre alrededor del grado de intensidad que tendrá el vínculo entre la Argentina y China bajo el gobierno de Javier Milei anotó un renglón de relevancia días atrás con la comunicación oficial acerca de la desafectación de la mayor parte del personal ligado a las represas hidroeléctricas de Santa Cruz. Desde la UTE, de todos modos, aclararon que “la constructora Gezhouba no se fue del país”.
Si bien es una nueva instancia de negociación a ver si el Gobierno reacciona y firma las adendas correspondientes para que se pueda retomar el flujo financiero y con ello la obra, se trata de un llamado de atención, que podría tomar otro calibre dentro de unos meses cuando en junio venza un tramo del swap de monedas. Como si fuera poco, suma problemas al castigado sector de la construcción, que viene en caída libre.
La tensión se agudizó a partir de la incógnita que representa el gobierno libertario y la falta de respuesta sobre el tema de las represas, aunque de ningún modo los problemas comenzaron en diciembre: en teoría, en el año 2021 las represas ya deberían haber empezado a generar energía.
El parate
“Desde noviembre del 2023 se pausaron las actividades principales de obra por la falta de fondos destinados a la construcción, incluso a pesar de los continuos aportes extraordinarios otorgados por la UTE, especialmente de la casa matriz de China Gezhouba Group Company Limited. En este contexto, que excede a la UTE y lamentando mucho la situación; se prescinde momentáneamente de parte del personal vinculado al proyecto. Mantendremos una dotación en las obras con mínima actividad para garantizar su continuidad“, informó la UTE a cargo de la construcción de las represas en la Patagonia, conformado por Gezhouba, Eling Energía e Hidrocuyo.
Según pudo averiguar este diario con fuentes ligadas al proyecto, el comunicado es el resultado de dos meses de negociaciones entre el Gobierno nacional, la UTE, la Uocra y la provincia de Santa Cruz. Implica que de los 3 mil trabajadores de las represas, se despidió a unos 1800 provenientes del gremio de la Uocra. Otros 1000 trabajadores seguirán desarrollando tareas administrativas, de cuidado de los equipos, seguridad y transporte.
Desde octubre del año pasado, el proyecto venía con un procedimiento preventivo de crisis, por el cual los trabajadores de la construcción pudieron cobrar el 80 por ciento de su salario a pesar de que la obra estuvo parada. Caído dicho procedimiento, se llegó a esta nueva instancia de “parate consolidado” hasta nuevo aviso. “La UTE viene desfinanciada y muy endeudada, la situación no dio para más”, cuentan.
Larga historia
Las complicaciones en el proyecto de las represas vienen de larga data. El esquema del proyecto cuenta con dos contratos; el principal, entre ambos estados, asociado al financiamiento de unos 5000 mil millones de dólares a través de tres bancos chinos. A su vez, el segundo contrato, subsidiario del primero, es el que permite la provisión de fondos desde el Tesoro hacia la UTE, ligado a las necesidades de financiamiento de la obra. Lo cierto es que esos dos contratos funcionaron en condiciones normales apenas menos de un año, durante 2015.
Rápidamente, el gobierno de Mauricio Macri introdujo reformas muy profundas en el proyecto de las represas, como la reducción de la cantidad de turbinas, lo cual hizo que los contratos perdieran vigencia ante el cambio en las condiciones de devolución del crédito, ya que se repaga con la venta de la energía que genera la presa.
Durante la gestión de Macri, sólo se avanzó con obras a partir del remanente de fondeo que había quedado de 2015. Con Alberto Fernández, la situación no cambió mucho, aunque el crédito puente de 288 millones de dólares acordado con el Tesoro Nacional dio cierto aire a la obra, sumado a otro crédito que otorgó directamente la constructora Gezhouba, a la espera de la adenda del contrato principal, de financiamiento.
En su momento de mayor poder, Sergio Massa prometió a la contraparte china que su idea era hacer un relanzamiento del proyecto, consiguió que Enarsa y Gezhouba desembolsaran plata para continuar las obras e incluso logró de parte de China 500 millones de dólares, que utilizó en parte para devolver el crédito que había dado el Tesoro. En febrero pasado, el proyecto se quedó sin plata ni financiamiento posible.
El comunicado que la UTE dio a conocer días atrás indica que “el Estado Nacional está cumplimentando las condiciones subsecuentes de la enmienda del crédito necesarias para la continuidad de los desembolsos”. Mirando la historia del proyecto, la aversión de Milei hacia China y la desconfianza de los chinos, parece difícil que se logre destrabar una situación que viene irregular hace ocho años.
Sin embargo, la interdependencia de este proyecto respecto de otras cuestiones bilaterales, como el swap y el proyecto de renovación del Belgrano Cargas, junto al fuerte vínculo comercial y de inversiones del sector privado, también obliga a tener cautela alrededor del grado de distanciamiento posible. Al mismo tiempo, recuerdan en la obra, la represa Jorge Cepernic, la de mayor avance, está a dos años full time de poder entregar energía –la Néstor Kirchner tiene un avance de apenas el 20 por ciento–, con lo cual la caída definitiva del proyecto implicaría una enorme ineficiencia.
Página|12