Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero, y las proyecciones de diversas consultoras anticipan un repunte inflacionario impulsado principalmente por el aumento en los precios de los alimentos, con la carne como protagonista. Este escenario amenaza con complicar la estrategia del Gobierno en materia salarial y paritaria.
El IPC de enero registró un incremento del 2,2%, el más bajo en casi cinco años. Sin embargo, varios economistas coinciden en que febrero habría mostrado un leve repunte, situándose por encima del 2%. Según estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el Banco Central, la inflación mensual se ubicaría en torno al 2,1%. Otras consultoras privadas prevén valores más elevados, alcanzando hasta un 2,7%.
El rubro de alimentos y bebidas fue el que más incidió en la aceleración inflacionaria de febrero, con especial énfasis en el precio de la carne. Según el relevamiento de EcoGo Consultores, la variación promedio en alimentos y bebidas trepó al 3,8%, con la carne liderando los aumentos al registrar una suba del 7,8% en el mes.
Por su parte, la Fundación Libertad y Progreso estimó una inflación mensual del 2,3%, con una incidencia significativa del aumento en los productos cárnicos. En la misma línea, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCi) reportó que los alimentos en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires escalaron un 5,12% en febrero.
Este repunte de precios pone en jaque la política de contención salarial del Gobierno, que busca moderar los ajustes paritarios para evitar un efecto de segunda vuelta en la inflación. La creciente presión sobre el costo de vida complica las negociaciones entre sindicatos y empleadores, quienes demandan recomposiciones salariales que permitan compensar la pérdida del poder adquisitivo.

Desde distintas consultoras advierten que, aunque la inflación muestra signos de desaceleración en términos interanuales, la persistencia de aumentos en alimentos y servicios básicos podría erosionar aún más el bolsillo de los trabajadores. La carne, al ser un producto de alta incidencia en el consumo de los hogares, es un factor determinante en este proceso.
El Gobierno enfrenta así un desafío clave en su intento por contener la inflación y la publicación del IPC de febrero será un dato determinante para evaluar el rumbo de la política económica en los próximos meses.
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