El sindicato de lecheros Atilra señaló que los dueños de Lácteos Vidal, que aseguran estar al borde de la quiebra, fueron alcanzados por el Aporte de las Grandes Fortunas: «Viven de la nuestra»

El sindicato de trabajadores de la industria láctea Atilra levantó una nota de archivo de Página/12 en la que enumeraban a los millonarios que hicieron juicio para evitar pagar el aporte solidario de las grandes fortunas. Entre esas poco más de 9 mil personas, el gremio se encontró con la dueña de Lácteos Vidal, Alejandra Bada Vázquez, que va a cumplir un año de litigio en busca de evitar responder a reclamos salariales y condiciones de trabajo. «Estos sí que viven de la nuestra. Al final, la cuentita siempre la terminamos garpando los laburantes», ironizaron.

El Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia impulsado por diputados del Frente de Todos fue aprobado a fines de 2020. volvió al centro de la escena al inaugurarse del Gasoducto «Néstor Kirchner» ya que la importante obra pública se financió con ese dinero.

Ese aporte alcanzaba a poco más de 9200 personas que ostentan las fortunas más importantes del país. Unos 400 judicializaron su pago en busca de evitarlo y el diario Página/12 en una nota de mayo de 2021 informó a través de un listado sus nombres. Allí Atilra encontró a Alejandra Bada Vázquez.

El 18 de julio se cumple un año del conflicto en la empresa Lácteos Vidal. Los reclamos salariales que iniciaron la huelga de los trabajadores representaban en ese momento unos $600.000 mensuales en total estimaron desde el gremio.

«La reticencia de la familia Bada Vázquez a cumplir las decisiones judiciales logró que el Juez Ramonet que lleva la causa decidiera recientemente la aplicación de astreintes. Desde entonces, los Bada Vázquez andan llorando miseria ante el Juez y por todos los medios de comunicación para no pagarlos».

«Es muy loco porque como informó el Diario Página/12, son los mismos que están dentro del 1% de la población multimillonaria de Argentina (9.298 personas) que fue alcanzado por el impuesto a las grandes fortunas. Eso sí, coherentes con su tradición también se rehusaron a pagarlo.
Estos sí que viven de la nuestra. Al final, la cuentita siempre la terminamos garpando los laburantes», concluyeron.

 

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