El ministro Federico Sturzenegger impulsa el «Proyecto Digesto», una iniciativa que busca eliminar normativas y organismos descentralizados, anticipando despidos masivos y un fuerte ajuste en el Estado bajo el argumento de la desregulación.
El ministro de Transformación y Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció que en los próximos días se presentará el denominado «Proyecto Digesto», una iniciativa que, bajo el argumento de «desregular» y «simplificar» el Estado, anticipa una profunda reducción de organismos y despidos masivos. El anuncio fue realizado en una entrevista televisiva, donde el funcionario adelantó que la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) sería una de las primeras afectadas.
Según explicó Sturzenegger, el proyecto incluirá la eliminación de leyes, resoluciones y decretos considerados obsoletos. De un total de aproximadamente 700 mil decretos, apenas 70 mil estarían digitalizados, por lo que la revisión será manual en su mayoría. El ministro sostuvo que esta «limpieza» permitirá «liberar» empleados que actualmente desempeñan tareas administrativas consideradas innecesarias, apuntando especialmente a los organismos descentralizados que, según su visión, «duplican funciones».
Durante la entrevista, Sturzenegger no ocultó el verdadero trasfondo de la medida: ajustar el gasto público a través de despidos y eliminación de estructuras. Aunque garantizó que algunas entidades como la ANMAT no serán disueltas, sí planteó la necesidad de reducir drásticamente los trámites y procedimientos internos. «La mitad de los trámites no se sabe para qué son», justificó, en un discurso que combina la crítica a la burocracia con la intención de recortar personal.
El Gobierno prevé que los anuncios formales del «Proyecto Digesto» los realice el vocero presidencial Manuel Adorni, quien volverá a ofrecer conferencias de prensa tras casi un mes de ausencia. Además, Sturzenegger dejó entrever que el proyecto incluirá decretos de eliminación inmediata de normativas, como el decreto de 1973 que prohibía exportar ganado a pie para faena, una medida polémica en medio de la histórica caída del consumo interno de carne.
El presidente Javier Milei, impulsor del plan, calificó la medida, fiel a sus expresiones hiperbólicas, como «el shock regulatorio más grande de la historia de la humanidad».
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