La seguidilla de ataques con armas de fuego en establecimientos educativos de Estados Unidos abrió un nuevo nicho para el mercado. Después de la masacre de Connecticut, distribuidoras de armamento comenzaron a fabricar mochilas con protectores antibalas.
Amendment II (Segunda enmienda) es la compañía encargada de la producción de estas mochilas que resisten al impacto de balas y vienen en 3 modelos diferentes (Disney, Los Vengadores o liso). El valor oscila entre los 200 y 300 dólares.
Lo curioso del hecho es que la empresa que produce y comercializa este artefacto de protección para chicos es la misma que vende y distribuye armas, que en Estados Unidos es legal. De ahí proviene su nombre: Segunda enmienda hace referencia a la segunda enmienda de la Constitución de ese país que consagra la portación de arma como un derecho de los ciudadanos norteamericanos.
“La mochila puede ser rápidamente llevada al frente como un escudo o puede servir como centro de protección mientras se huye de la escena del tiroteo”, dice entre sus características en la página de internet de la empresa.
Incluso el bolso puede ser pedido para distintos tipos de calibres de armas de fuego.
BackPackShields es otra de las populares compañías que entraron en el negocio de los bolsos-escudo tras los varios atentados que se sucedieron en los EEUU en la última década, comenzando con la matanza de Columbine en 1999 en el que 13 estudiantes fueron asesinados.
En tanto, tras los asesinatos en la Universidad Virginia Tech en el año 2007, en el que 33 personas perdieron la vida, incluyendo al autor del tiroteo, fue la empresa MJ Ballistic la que cobró notoriedad, con una oferta de mochilas blindadas que, según la compañía, cumplían los estándares de seguridad de la milicia norteamericana.
