Corridas por la crisis, casi un millón de personas debieron irse de España en los 21 devastadores meses transcurridos entre enero de 2011 y el primer día de octubre de este año. En ese período, los que se fueron suman casi 928 mil personas, de las cuales 118 mil son españoles. A medida que la crisis hace estallar todos los indicadores, los números van en aumento. En esos 21 meses el promedio de salida llegó a 187 personas por día, pero cuando analiza año por año el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) concluye que en 2011 el éxodo diario era de 178, mientras que en lo que va del actual ya trepó hasta las 200 personas cada día.
La fuga masiva hacia el exterior, unida a la caída de la inmigración –un 18,3% menos en los primeros nueve meses de este año comparados con el mismo lapso de 2011–,
hicieron que el país haya perdido 36.146 habitantes, un caso único en Europa. La población total quedó reducida a poco más de 46 millones. Nada mejor puede esperarse para los próximos meses. El país vive su segunda recesión en tres años y soporta un desempleo próximo al 25%, que entre los inmigrantes se sitúa en el 36,8 por ciento.
Ayer, mientras se conocía la estadística del INE, el Ministerio de Empleo aportaba nuevos datos para dimensionar la crisis. Aunque la destrucción del empleo y la recesión deberían conducir a una contención de los precios, estos se han disparado, lo que ha hecho que España sufra la mayor caída del poder adquisitivo de los salarios de los últimos 27 años. Sin éxito, el Banco de España pide a los empresarios que moderen sus índices de ganancia y, “en lo posible”, traten de adecuar los precios de los productos básicos a la dramática realidad que vive el país.