El papa Francisco ofició la misa de la Cena del Señor del Jueves Santo en Casal del Marmo, una cárcel juvenil romana, durante la cual lavó los pies a doce jóvenes, como hizo Jesús con los apóstoles.
Dos chicas, una católica y otra musulmana, fueron parte del grupo de los doce recluidos. Francisco eligió para esta misa la prisión Casal del Marmo, en vez de oficiar, como es tradicional, en la catedral de San Juan de Letrán, que le pertenece como obispo de Roma.
Al cerrar la celebración, repitió una vez más el dicho que ya se ha convertido en una marca registrada de su ministerio petrino, cuando pidió a los presentes que rezaran por él.
“Debemos ayudarnos unos con otros. Esto es aquello que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago, es mi deber, que me viene del corazón y amo hacerlo”, dijo el papa Francisco antes de iniciar el rito de lavar los pies a 10jóvenes y dos adolescentes elegidas.
Durante su arribo, varios centenares de romanos esperaban al pontífice a su llegada al reformatorio, situado en el noroeste de la Ciudad Eterna, donde fue acogido con aplausos y vivas.
La llegada de Francisco.
En el reformatorio, que ya visitaron Juan Pablo II y Benedicto XVI, están detenidos 46 jóvenes, de ellos 35 varones y once mujeres.
El papa fue recibido por la ministra italiana de Justicia en funciones, Paola Severino; la Jefa del Departamento de Justicia de Menores, Caterina Chinnici; el comandante de la Policía Penitenciaria del reformatorio, Saulo Patrizi, y la directora del mismo, Liana Giambartolomei.