La industria madererera también cae en la volteada. Según un estudio de la UnSaM, la producción de madera disminuyó un 18,4%, mientras que la fabricación de muebles se desplomó un 30,6% el último año. Las importaciones de China y Brasil son señaladas como la principal causa.
La industria maderera y de muebles atraviesa una profunda crisis a nivel nacional, marcada por una drástica caída en su producción. Según un informe elaborado por Adrián Gutiérrez Cabello, del Centro de Economía Regional de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín, entre enero y agosto de este año, la producción de madera disminuyó un 18,4%, mientras que la fabricación de muebles se desplomó un 30,6%. Este retroceso refleja el impacto de la desaceleración económica en un sector que en 2022 aportó el 3,6% del Valor Agregado Bruto (VAB) de la industria argentina.
A pesar de la contracción actual, el sector forestal muestra un alto potencial de desarrollo. La actividad silvícola ha crecido un 118% en los últimos 20 años, superando ampliamente el promedio de la economía, que se expandió un 45% en el mismo período. Sin embargo, entre 2016 y 2023, la producción de madera y muebles sufrió un “significativo retroceso”, que persiste este año. A nivel global, la producción de madera argentina representa solo el 0,6% del total mundial, evidenciando desafíos estructurales para posicionarse competitivamente en el mercado internacional.
En términos de comercio exterior, el sector ha mostrado cierta recuperación en los últimos años. La balanza comercial pasó de ser deficitaria en 2019 a lograr un superávit de 97,3 millones de dólares en 2022, acumulando 480,6 millones de dólares en los últimos cinco años. Las exportaciones de madera tienen como principal destino Estados Unidos (40% del total en dólares), mientras que los muebles argentinos encuentran mayor demanda en Uruguay (58%), Chile (21,3%) y Estados Unidos (19%). No obstante, las importaciones de muebles, principalmente desde China (50%) y Brasil (25%), continúan afectando a los fabricantes locales.
La industria maderera depende en gran medida de los bosques cultivados, que abarcan 1,28 millones de hectáreas, con predominio del pino (60%) y eucaliptus (27,1%). Sin embargo, la actividad enfrenta barreras como la falta de inversiones y políticas de apoyo que impulsen su desarrollo sostenible. Aunque existen 988 empresas en el sector, según datos de 2022, el crecimiento del empleo ha sido limitado, y la caída actual en la producción pone en riesgo miles de puestos de trabajo en un área que es vital para el desarrollo regional y las economías locales.
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