“Posiblemente hayamos marcado una época en estos últimos quince años. Fue un montón de tiempo con los mismos jugadores”, dijo el escolta bahiense, de 39 años, quien ante los Estados Unidos (78-105) le puso fin a su trayectoria como jugador de Selección, con 104 partidos.
“Se logró un oro olímpico (Atenas 2004), algo impensado en la historia de nuestro deportes, alcanzamos cosas que generaron impacto. Si fuimos primeros, segundos o terceros, qué importa. Lo que importa es que dejamos una huella”, reveló el jugador que continuará una temporada en los San Antonio Spurs de la NBA
Al igual que Andrés Nocioni, otro de sus compañeros de la recordada Generación Dorada, ‘Manu’ Ginóbili le puso fin a su romance con la camiseta celeste y blanca.
“La gente se sintió identificada, nos respeta y nos quiere. Eso es muy valioso también, a veces mucho más que haber alcanzado un título en sí”, apuntó el eterno número 5 del seleccionado.
Con respecto a cómo se sintió jugando su cuarto Juego Olímpico, ‘Manu’ empleó la franqueza para describirlo: “Lo volví a disfrutar y me sentí útil. No vine de adorno y creo haber contribuido”, dijo.
“Hicimos un buen torneo pero nos tocó el mejor del mundo en cuartos de final”, se sinceró Ginóbili.
“Quizás si me hubiera retirado con once chicos de 23 años la sensación hubiese sido distinta. Pero jugar con compañeros como Luis (Scola) al que conozco hace 20 años, ‘Chapu’ (Andrés Nocioni) hace 17 o Cabeza (Carlos Delfino) hace 14, hizo las cosas más placenteras. Ellos son parte de todo lo que logramos”, amplió.
“Es mi vida adulta prácticamente entera. Son un montón de anécdotas, tal vez con algún que otro año sin jugar en la Selección. Por ahí si me junto con Gaby (Gabriel) Fernández como hace un mes o el que sea. Vivimos cosas muy impactantes y estoy muy orgulloso de haber sido parte de todo esto y durante tanto tiempo”, aseguró.
Ginóbili remarcó que “no me quedó ninguna espina clavada, por suerte, ni nada por cumplir”.
“Pero lo importante es que siempre seguimos jugando de la misma manera y lo hicimos como si nunca hubiésemos ganado nada”, reflexionó el bahiense.
En relación a cómo vivió su último partido con la camiseta del seleccionado, Ginóbili no ocultó la emoción que le produjo ese contacto postrero con el rectángulo de juego.
“Todo mi plan se vino abajo en el último minuto cuando uno quería pasar desapercibido e irse con la cabeza gacha al vestuario”, confesó.
“El mundo conspira en contra tuyo para que eso no suceda. Primero, Oveja (Sergio Hernández) me dice que va a ponerme de nuevo en cancha y después alguien aparece para entregarme la pelota del juego. También los saludos de mis compañeros y de los jugadores rivales”, contó.
“Realmente hicieron que para mí fuese un momento muy emotivo, junto al afecto de la gente. Me fue imposible contener la cordura y la serenidad”, concluyó.