En esta semana de conmemoración y reflexión para todos quienes fuimos, somos y seguiremos siendo militantes de este proyecto de transformación e inclusión social iniciado por Néstor Kirchner y hoy conducido por nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, fuimos sacudidos por la desaparición física de nuestro compañero en los afectos, en la militancia y en la gestión durante más de veinte años, que fue Luis Bontempo.
Luis fue siempre un hombre discreto, de bajo perfil, casi hermético en sus cuestiones personales, sobre todo en el manejo de la cruel dolencia que lo aquejó durante los últimos cinco años. Era además un gran profesional de la arquitectura, de los que honran a su profesión, diría un constructor nato de política y de obras.
Lo conocí en nuestra tierra adoptiva, Santa Cruz, al comienzo de los noventa siendo secretario de Gobierno de Caleta Olivia primero y luego de Obras y Servicios Públicos, donde durante la gobernación de Néstor Kirchner se llevó a cabo la más importante cantidad de obras públicas en la historia de dicha localidad, entre ellas el Puerto de Caleta Paula y otras que construimos por convenio con el municipio, como las cloacas, la red vial y pluvial completa de la localidad, el Hospital Regional, la escuela técnica, teniendo Luis en todas ellas un rol destacadísimo.
Luego de su paso por el municipio, fue colaborador directo del gobierno provincial hasta el año 2003, como coordinador en la zona norte de Santa Cruz del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda. Durante su gestión allí se inauguraron miles de viviendas en Puerto Deseado, Caleta Olivia, Pico Truncado, Cañadón Seco, Jaramillo, Fitz Roy, Las Heras, Perito Moreno y Los Antiguos.
A partir de 2003 se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, habiéndose concretado durante su gestión casi un millón de soluciones habitacionales, record histórico para la Argentina, para un gobierno y también, por qué no decirlo, para un funcionario. En el año 2012, precisamente a partir del 16 de abril y a pesar del embate implacable de su enfermedad, fue coordinador de la intervención de YPF de los delegados que a tal fin nombré en cada una de las provincias petroleras, viajando y resolviendo conflictos por las mismas, desplegando las últimas energías de su vida con un entusiasmo insuperable en esa misión, desempeñándose luego con orgullo como director suplente por la provincia de Santa Cruz hasta su deceso. Todo ello en un país donde todavía se hace política a través de la tapa de los diarios de los multimedios oligopólicos y operaciones mediáticas a las que son tan afectos y funcionales algunos dirigentes políticos y sus seguidores, quienes siempre ocultan su mediocridad y sus mezquindades criticando, calumniando y fundamentalmente descalificando a quienes, como Luis y tantos otros, dejaron su vida construyendo para incluir y transformar nuestra sociedad. Es por ello que he decidido romper mi habitual silencio en eso de ponderar a nuestros colaboradores, sabiendo que seguramente Luis me hubiera dicho que no lo haga en aras de su tradicional sobriedad.
Por todo ello, en nombre mío y de todo el Ministerio de Planificación rindo mi homenaje a un hombre de bien, a un gran padre de familia, a un gran funcionario, a un gran compañero –en el más amplio sentido y con toda la significación que este término implica– y a un pingüino de corazón, de esos que tanto les duelen a los poderosos de siempre, a los que se creyeron los dueños de la opinión y del sentimiento de los argentinos y a los que día a día se les van cayendo las caretas y sus privilegios.
Por ello, Luis, estoy seguro de que ahora estás en paz y alimentando con tu propia luz, la luz que no tiene fin y que brillará por toda la eternidad, en paz y al lado de Néstor y de todos nuestros compañeros que aquí cumplieron con grandeza y dignidad su misión, sea cual fuera que haya sido.
* Ministro de Planificación Federal