Un ex conscripto que estuvo de guardia en el crucero 9 de Julio que funcionaba como centro clandestino de detención en la Base Naval de Puerto Belgrano relató hoy la situación en que vivían hombres y mujeres detenidos, y detalló el caso de una mujer que tuvo un bebé en cautiverio, y que fue sacado del lugar por un médico. Además, el testigo señaló que junto con otros conscriptos debieron acompañar a oficiales y suboficiales durante allanamientos a viviendas y sindicatos de Bahía Blanca y Punta Alta. Se trata de Aníbal Federico Agotborde, de 61 años, ex empleado municipal que cumplió con el servicio militar obligatorio entre el 6 de octubre de 1975 y el 6 de diciembre de 1976 en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Agotborde prestó declaración en el reinicio del tercer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, en el que se debaten los casos de 66 víctimas en jurisdicción de la Armada y el Ejército, donde hay 25 imputados.
El Tribunal integrado por los jueces Jorge Ferro, Mario Triputti y Martín Bava reanudó el debate oral y público a partir de las 9.50 en el aula Magna de la Universidad Nacional del Sur (UNS), ubicada en la avenida Colón 80 de Bahía Blanca. La causa está caratulada como “Fracassi, Eduardo René y otros por privación ilegal de la libertad agravada, reiterada, aplicación de tormentos reiterada, homicidio agravado reiterado a Aguilar, Guillermo Aníbal y otros (Armada Argentina)”.
Agotborde señaló que “inicialmente, cuando nos incorporábamos, íbamos al campo de adiestramiento, Campo Sarmiento, donde se daba instrucción militar y después fui destinado a un remolcador llamado Quilmes”. “Luego fui destinado a una compañía que, según los superiores de la Armada, era una compañía antiterrorista, el nombre era Compañía Pitón”, dijo.
El testigo detalló que cuando se formó la compañía “reunieron conscriptos de distintos destinos que no nos conocíamos y después se dio adiestramiento en Infantería de Marina en Baterías; nos preparaban para la guerra antisubversiva con práctica de tiros con elementos, cómo se procedía para armar y desarmar los fusiles, una pistola y aparte práctica de tiro dos o tres veces por semana”. “El jefe de la compañía era un capitán de fragata de la Infantería de Marina y el jefe de tropa un teniente de marina que se llamaba Mario Vilezzio”, afirmó; y contó que luego fueron trasladados “al cuartel base de Puerto Belgrano”.
En ese contexto, el testigo comentó también que la compañía fue formada entre entre diciembre del 75 y enero del 76.
“Mientras se hizo adiestramiento estábamos en cuartel base y unos días antes del Golpe de Estado del 76 nos designaron a un lugar de la base que tenía como sigla CAOIN
Centro de Operaciones de Infantería de Marina, creo”, expresó.
Al hablar sobre rutina en CAOIN el testigo señaló que “era un lugar donde no había para dormir, dormíamos con ropa de fajina, con casco como almohada, nosotros fuimos encuartelados (sic) y se nos prohibió la salida a partir de los primeros días del mes de marzo”.
Sobre el 24 de marzo de 1976, el testigo señaló que “ese día empezamos a salir en distintos vehículos de la base para hacer allanamientos en sindicatos, en casas que -supuestamente- eran de dirigentes gremiales”. “Se hacían en Bahía Blanca y en Punta Alta, eran frecuentes, después en los meses subsiguientes se hacían periódicamente esos allanamientos”, dijo.
En ese marco, aclaró que “éramos el apoyo de los suboficiales y oficiales que hacían los allanamientos”, refiriendo que todo se hacía “en forma violenta, golpeando gente y no había ninguna orden judicial”.
Al hablar de la rutina de la compañía, dijo que “participaban una parte de nuestra compañía porque eramos entre 30 y 40; íbamos también en camionetas de la Base. Eran todos vehículos de la base naval”, agregó.
Agotborde contó que durante los allanamientos los oficiales y suboficiales “sacaban a la gente de las viviendas y de los sindicatos; no había horario y los llevaban a la base naval; eran esposados y encapuchados”. “Nosotros no teníamos conocimiento de los lugares a donde íbamos”, manifestó; y relató que para los oficiales y suboficiales “parecía una cosa normal los operativos”.
Según expresó, “toda la gente que ellos detenían iban a parar al crucero 9 de Julio que estaba raleado en el muelle de la base y estaba fuera de servicio”. “Yo hice guardia en el buque más o menos seis meses”, detalló el ex conscripto; y aseveró que “dentro del buque los detenidos eran llevados a los camarotes, que oficiaban de calabozos”.
“Los detenidos no tenían noción de donde estaban, algunos compañeros míos hacían guardia fuera de los camarotes y les preguntaban dónde estaban; decían que estaban en el mar porque había gaviotas”, expresó. También comentó que “traían más de 10 personas, 15 ó 20, los subían al buque encapuchados y esposados, había mujeres y hombres”.
Asimismo, contó que el buque 9 de Julio “estaba infectado de ratas; nosotros cazábamos ratas con los hilos de cobre de cables de corriente, hacíamos lazos y las cazábamos y las lanzábamos al mar, por supuesto”. “Cuando los detenidos provocaban disturbios, como decían ellos, los castigaban y no les daban de comer”, dijo.
Sobre el nacimiento de una persona en cautiverio dijo que “hubo un nacimiento mientras yo estuve en el barco, estando de guardia una noche hubo un nacimiento, atendieron a la mujer que tuvo familia y los médicos que la asistieron en el parto se llevaron al bebe y la mujer quedó ahí”.
Al ser consultado sobre la Unidad Fiscal sobre abusos o violaciones a mujeres alojadas en el crucero 9 de Julio, el testigo dijo que “mis compañeros decían que era un abuso constante hacia las mujeres de parte de los oficiales y suboficiales”.
Al ser consultado si cuando fue dado de baja fue amenazado, el testigo expresó que “ellos nos decían que no podíamos hablar de lo que habíamos vivido en la Base porque estábamos vigilados y era una alta traición a la patria” ya que, “según ellos, era la lucha contra el terrorismo”.
fuente:
H.I.J.O.S. Bahía Blanca.
(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio)