Por primera vez en su vida, Agustín Edwards, dueño de la poderosa cadena periodística El Mercurio y uno de los intocables del empresariado chileno, prestó declaración ante el juez que tramita una querella para establecer quiénes fueron los instigadores civiles del sangriento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. El juez Mario Carroza tiene en su despacho una voluminosa y documentada presentación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, en la que el heredero único del diario de derecha aparece como principal responsable.
La causa en la que el abogado querellante Eduardo Contreras pretende que se juzgue a quienes gestaron, instigaron y respaldaron el golpe que comandó militarmente el general Augusto Pinochet, se abrió en enero pasado, y el titular de El Mercurio, uno de los periódicos de cabecera del Grupo de Diarios América (GDA), junto con el argentino La Nación, es el primer notable que se sienta ante el magistrado.