Por:
MARIANO BERISTAIN
El gobierno argentino elevará el próximo 19 de agosto al seno de la Unasur su denuncia por lavado de dinero y fuga de capitales contra el JP Morgan y el BNP Paribas con el objeto de darle una “marco político” y “hacer visible” el vaciamiento que sufrió el país entre 1976 y 2001-02. Así lo anticipó en exclusiva a Tiempo Argentino el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella, quien destacó que “es importante que este tipo de maniobras comiencen a discutirse y se investiguen en toda Latinoamérica, porque esta metodología se ha repetido y se repite en muchos países del continente”.
Sbattella integrará la delegación argentina que participará en Perú de la Reunión de Altas Autoridades del Consejo Suramericano en Materia de Seguridad Ciudadana, Justicia y Coordinación de Acciones contra la Delincuencia Organizada Transnacional (DOT).
En este contexto político-técnico, el funcionario colocará en la vidriera “el proceso de vaciamiento y expoliación” que ha sufrido la Argentina por parte de grandes grupos económicos y financieros locales e internacionales que recurrieron sistemáticamente a la fuga de capitales como un mecanismo para enriquecerse a costa del país, que empujaron y se aprovecharon de las crisis cíclicas.
“El mecanismo se repite. Los grandes grupos económicos fugan los capitales a empresas fantasmas que ellos mismos crean en paraísos fiscales. Después, toman autopréstamos y cuando aparece (o impulsan) una crisis financiera o económica como ocurrió en 2001-2002, presionan al gobierno para pesificar la deuda, y el Estado termina haciéndose cargo del pasivo en dólares que dejan estas firmas”, explicó Sbatella.
Sin embargo, la maniobra no termina ahí porque la devaluación de la moneda local les permite a estos mismos grupos reingresar al país las divisas que tienen escondidas en el exterior con el fin de comprar empresas y activos a precio de remate e iniciar así un nuevo ciclo que se ha repetido prácticamente una vez cada diez años en la Argentina.
De esta manera, el Estado se endeuda y estas empresas consolidan su posición económica absorbiendo a otras y generando un mayor proceso de concentración.
Este modus operandi también se verificó en otras oportunidad como cuando el varias veces ministro de Economía, Domingo Cavallo, estatizó la deuda privada en 1982. Según la presentación de Sbattella, entidades financieras internacionales como el JP Morgan y el BNP Paribas, entre otras, sirvieron como vehículo para facilitar y garantizar la maniobra de lavado y fuga de capitales que llevaron adelante estas compañías. Durante la reunión en Unasur de Perú se firmará el Plan de Acción en el cual se avanzará en un acuerdo con el fin de lanzar un plan estratégico de lucha contra la Delincuencia Trasnacional Organizada (DTO.
Sin embargo, el gobierno argentino quiere dar un paso adelante. Sbattella aprovechará la ocasión para poner sobre la mesa “aspectos específicos” y “casos puntuales”, de manera tal que el debate no se remita a cuestiones de orden técnico-formal sino que se lleve adelante una investigación que permita al bloque consensuar una posición conjunta.
“Vamos a presentar una carpeta con todas las causas judiciales que hay en la Argentina referidas al escándalo del JP Morgan y el BNP Paribas, para que no se alcance una conclusión puramente declaracionista sino que se avance”, adelantó el titular de la UIF.
El funcionario hace hincapié en la causa que destapó a mediados de 2008 Hernán Arbizu, ejecutivo de la Banca Privada del JP Morgan, quien denunció ante el juez Sergio Torres, titular del Juzgado Penal y Correccional 12. El ejecutivo se autoincriminó pero, al mismo tiempo, entregó una copia de 469 empresas y personas físicas –de Argentina y Chile– a las cuales ayudó a lavar y fugar dinero sin declarar en el país. Arbizu declaró que el JP Morgan le proporcionaba una estructura para hacer esas operaciones, y que otros seis banqueros de su rango llevaban a cabo la misma tarea en la región. Para tener una idea del calibre de las empresas que están involucradas en esta operatoria, alcanza con recordar que Arbizu aportó números de cuenta, montos en dinero y paraísos fiscales, que involucran al Grupo Clarín y sus directores, y de otras grandes compañías como Ledesma y la familia Blaquier, los Melhem (ex Bieckert), Constantini, Edenor y otras multinacionales como Bunge.
Con este material, el juez Torres separó el material en dos causas, una en la que se investiga la triangulación entre cuentas y otra en la que se sigue el presunto lavado de activos de las grandes corporaciones de la Argentina, el cual ascendería a U$S 5000 millones.
Sin embargo, las dos causas están virtualmente congeladas desde hace cinco años, dado que los magistrados se negaron a avanzar hasta tanto Estados Unidos y Suiza cumplan con el pedido de exhortos internacionales librados por la Cancillería argentina luego de la orden judicial. Ambos países se vienen negando a dar información del caso. Por otra parte, y luego de que Tiempo Argentino ahondara en la investigación y publicara documentos de transferencia de clientes del Morgan como Ricardo Fort, Autopistas del Sol, Hyatt y Petrobras, se abrió una nueva causa, la 4334, rotulada “Autopistas del Sol sobre averiguación de delito”, que tramita en el Juzgado Penal y Correccional 7, del doctor Sebastián Casanello. Sobre esta causa, Arbizu fue indagado como procesado el jueves pasado, acto en el que confirmó cómo el banco ponía la estructura técnica y política para que sus ejecutivos ofrecieran a empresas y personas físicas la posibilidad de lavar dinero, con maniobras como el overnight y el back to back. Asimismo, Sbattella incorporará una carpeta con el caso BNP Paribas, causa que se destapó en 2010, cuando salió a la luz una cueva de dinero que funcionaba en el francés BNP Paribas, y que terminó con un allanamiento de una oficina clandestina que la entidad tenía en su edificio de Leandro Alem 855 y que no estaba registrada en el Banco Central. A los directivos de esa oficina se les imputó haber integrado una asociación ilícita entre los años 2000 y 2008 destinada al lavado de activos de procedencia delictiva y a infringir el régimen penal cambiario, en concurso real con lavado de activos de procedencia delictiva en 23 oportunidades. Según el material decomisado, el monto total de dinero que se operaba en el BNP Paribas paralelo ascendía a U$S 904,5 millones. Los dos casos, el del JP Morgan y el del BNP Paribas, ahora se discutirán en un foro regional para tratar de “visibilizar” una maniobra sistemática en la que la connivencia de grandes empresas y entidades financieras internacionales colocaron al borde de la quiebra a la Argentina. «
Colaboró Leandro Renou
Estados Unidos, el Morgan y el FBI
El esquema de lavado de dinero, fuga de capitales y especulación financiera de los bancos internacionales siempre cuenta con un paraguas de protección política. Con un eje central que tiene a Estados Unidos, la embajada a nivel local y el FBI, como ejecutores en la Argentina.
Horas después de que Arbizu se autodenunciara por estafar al Morgan y lavar dinero para las fortunas de la Argentina, el esquema se desplegó en tiempo récord. Con certificados de extradición falsificados, los agentes del FBI visitaron en persona al juez Sergio Torres para intentar llevarse a Arbizu a cualquier precio. Eludieron todos los pasos legales que rigen en la relación bilateral entre países y operaron directamente sobre el magistrado. La intención era llevarse al confeso delincuente, un error en la matriz del lavado mundial. No lo lograron porque la causa logró un importante rebote interno, pero siguieron insistiendo en apresarlo para darle una pena de 30 años en los Estados Unidos. Es que Arbizu es un peligro real por la información confidencial interna del banco que manejó y maneja. Unos de los mejores alumnos del Morgan que podría develar cómo la entidad trabajaba para fraguar pagos de impuestos y girar fondos a paraísos fiscales.
FUENTE TIEMPO ARGENTINO
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