Dr. CESAR AUGUSTO LERENA
No alcanzamos a imaginarnos, cómo hubiese manejado el Ministerio de Economía la Canciller Diana Mondino si en lugar del Ministerio de RelacionesExteriores, Comercio Exterior y Culto le hubiesen encomendado aquella cartera.
De números nada y de cumplimiento de obligaciones, contratos y leyes menos, y, pese al origen mundano de su apellido y su fluido inglés, no parece que esta señora esté capacitada para manejar un Ministerio que debería representar las relaciones y los intereses argentinos en el mundo.
El “inglés” sin contenido o con
contenido contrario a los intereses argentinos carece de total eficacia. Alcanzaría con el traductor de Google
o cualquier aplicación de Inteligencia Artificial si la cuestión fuese solo números o proyectos de consultoría
para terceros; pero no, para representar a una Nación Soberana. El manejo en la cuestión Malvinas de la
Cancillería haría carecer de sentido la independencia argentina de 1816, recientemente conmemorada.
No nos referiremos aquí a las pésimas declaraciones del gobierno respecto a los presidentes de los
principales países importadores de productos argentinos. Cuestión, que no se compadecen con el amable
tratamiento que la Canciller le presta a “la Pérfida Albión”, pese al gravísimo daño que ésta le infiere a la
soberanía argentina; al comercio internacional de nuestros productos; a la economía nacional; al desarrollo
regional de la Patagonia; al empleo y al ecosistema marino y pesquero, con la ocupación prepotente de
nuestros archipiélagos y mares y, apropiándose de nuestros recursos pesqueros e hidrocarburíferos.
Preocuparse por la honestidad de la mujer del Primer ministro del gobierno español -Estado que reconoció la
soberanía argentina de Malvinas- y no exigirle que sus buques gallegos dejen de pescar ilegalmente en
Malvinas asociados con los británicos es inadmisible, ya que estos quiebran nuestra autonomía; la normativa
legal argentina y la Res. 31/49 de las Naciones Unidas, mientras la Argentina otorga permisos de captura a
empresas nacionales de capital español para pescar en la jurisdicción marítima continental argentina.
Por cierto, pelearse con China y Brasil, que junto a España son los principales compradores de productos
pesqueros, no parece tener otro fundamento que el ideológico, llamativamente en un gobierno que se
autocalifica de “anarcocapitalista”. Ahora bien, la pesca ilegal de buques taiwaneses, coreanos y españolesbritánicos de los recursos argentinos en aguas argentinas de Malvinas representa el 60% de los ingresos de
los isleños, por algo, ya en 2012, el entonces director británico de pesca en las islas John Barton, decía: “sin
la pesca no hubiésemos sobrevivido” (El Cronista, 14/3/12). “Trabajar en conjunto”, como refiere la
Canciller, sería cometer el mismo error cometido por la Argentina en 1988 en los prolegómenos de los
Acuerdos de Madrid, donde se descartó “hablar de la pesca”.
En 1848 Sir William Molesworth, quien en 1855 sería el secretario de Estado para las Colonias del Reino
Unido, decía: «En las miserables islas Malvinas, no se da el trigo, no crecen árboles, están abatidas por los
vientos; desde 1841 nos costaron 35 mil libras, sin retorno ni beneficio alguno. Decididamente, soy del
parecer que esta inútil posesión se devuelva, desde luego, al Gobierno de Buenos Aires, que justamente lo
reclama». Pasarían 128 años y, el 21 de julio de 1976, mediante el Informe de Lord Shackleton los
británicos se dieron cuenta que la riqueza estaba en el mar y no en las Islas; cuestión, que los
gobernantes argentinos -como la Canciller- siguen sin entender e, ignoran igualmente que las islas
argentinas no las defienden los británicos por los tres mil isleños que las habitan, sino porque están
enclavadas en la parte meridional del Atlántico Sur con proyección a la Antártida y control de los
océanos pacífico e índico de un valor geopolítico superlativo, frente a la vulnerabilidad del Canal
de Panamá. Además, que los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea ya han declarado
que la pesca es una cuestión de seguridad nacional, mientras que las autoridades de la Cancillería y
la Pesca de la Argentina han sido incapaces de controlar la pesca ilegal que se realiza desde 1976
en el Atlántico Suroccidental de la mano de chinos, taiwaneses, coreanos y españoles-británicos.
Solo de las aguas de Malvinas los buques extranjeros extraen anualmente 250.000 toneladas de
productos pesqueros por un valor equivalente al 50% del total de las exportaciones anuales
argentinas de estas especies y, como es de conocimiento público, se agregará la explotación
petrolera de “un yacimiento con reservas comprobables de 300 millones de barriles de petróleo”
(Agenda Malvinas, 21/6/24).
En este escenario, en el imaginario de la Canciller en una reciente conferencia en el Rotary Club de
Buenos Aires comparó a Malvinas con “un departamento” en el cual la Argentina es la dueña y los
Dr. CESAR AUGUSTO LERENA
británicos inquilinos y “algunos pensaran que son okupas”, obviamente excluyéndose de esta
última calificación. Manifestando también, que «si una empresa opera en las islas no puede operar en
Argentina y así un montón de temas donde hemos presentado quejas a países vecinos por permitir que
aterrice un avión que luego siguió a Malvinas. Eso con nosotros se terminó. Queremos tener una relación
razonable, la agresividad con nosotros se terminó. lo que queremos hacer es mantener una relación en donde
podamos trabajar en conjunto».
Estas manifestaciones de Mondino son sinceramente imperiales y esotéricas. No tiene la Canciller un poder
omnívoro, la política argentina en la cuestión Malvinas está determinada en la Disposición Transitoria
Primera de la Constitución Nacional y efectivamente las empresas que directa o indirectamente operan en
Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y las aguas correspondientes, no pueden hacerlo en el
continente nacional por las leyes 24.543; 24.922; 26.386; 26.659 y 27.564 entre otras, todas aprobadas por el
Congreso de la Nación y por lo tanto sus dichos y acciones deben cumplir con el mandato popular. Y además
de ello, debería estar sancionando a todo buque pesquero que opera en Malvinas.
Los británicos en Malvinas no son inquilinos. No tienen contrato de alquiler firmado por Argentina y son
manifiestamente ocupantes ilegales que además violan la Res. 31/49 de las Naciones Unidas avanzando
desde 1982 a la fecha en la ocupación de nuevos territorios marítimos argentinos y explotando, como hemos
dicho, los recursos naturales argentinos, con los daños ya descriptos.
Imaginamos a la Canciller solicitando a la Ministra de Seguridad la desocupación del edificio de la
Cancillería si esta fuese ocupada por un grupo de embajadores y ministros que reclaman por la aplicación del
impuesto a las ganancias en sus remuneraciones o, requiriendo la desocupación por la fuerza pública de su
casa si fuese ocupada por un grupo homeless que para sostenerse además alquilasen algunas de las
habitaciones “circunstancialmente” libres. Los británicos no son inquilinos de las Islas Sra. Mondino, tal vez
esté en sus planes y fue un acto fallido. En todo caso, hemos sido incapaces de sacar a los británicos de la
zona de confort, con alguna estrategia donde “trabajar en conjunto” (sic) no sea la opción, sino todo lo
contrario, ajustar los procedimientos y declaraciones a la legislación vigente y extremar el ingenio y las
capacidades para lograr aquello que hasta la fecha no se logró.
La «relación razonable» que la ministra refiere es de tal generalidad e imprecisión y, su referencia a aportes
que en forma unilateral la Argentina efectuó en épocas pasadas sin contraprestación alguna por parte de los
británicos, les ha permitido llegar a los británicos a este estado de cosas y, en este sentido, le sugerimos
tomar nota de la realidad, porque afirmar temerariamente que «Hoy hay un montón de actividades, sobre
todo en hidrocarburos y pesca, que no las hacemos ninguno, ni ellos ni nosotros», es desconocer
absolutamente la ocupación de nuestros territorios y la explotación de nuestros recursos, que sintéticamente
hemos descripto.
El Ministerio es de Relaciones Exteriores y ello exige entender, como refería el escritor, novelista,
dramaturgo y licenciado en Ciencias Políticas y Ciencias Económicas Antonio Gala (1930-2023) “la
política no puede estar al servicio de la economía”, sino todo lo contrario.
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca – Ex Secretario de Estado
Presidente de la Fundación Agustina Lerena
Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL)
25 de julio de 2024