La decisión de enfrentar al poder hegemónico, mucho antes de la Ley del Medios

La decisión de enfrentar al poder hegemónico, mucho antes de la Ley del Medios

La decisión de enfrentar al poder hegemónico, mucho antes de la Ley del Medios

CAPÍTULO. “La aventura de retransmitir la final Intercontinental entre Boca Juniors y Real Madrid sin tener los derechos”

En febrero de 2000, en Latinoamérica comenzó a emitirse un nuevo canal de cable y satélite dedicado a los deportes, Panamerican Sports Network (PSN), que se posicionó rápidamente en el mercado y acaparó una gran audiencia al comprar la exclusividad de las transmisiones de la Fórmula 1, la NBA y la Copa Libertadores. Los derechos de la final de la Copa Intercontinental 2000, que a fina- les de año jugarían Boca Juniors (campeón de la Libertadores) y Real Madrid (ganador de la Champions de Europa), fueron comprados en un millón de dólares por la empresa estadounidense Hicks y Liberty Media, propietario de CableVisión, que decidió transmitirlo por PSN para fortalecer la señal. Multicanal ya pertenecía al Grupo Clarín y era líder del mercado con 3 millones de abonados; no llegó a un acuerdo económico con Cablevisión por la cesión de derechos, como sí había hecho Supercanal, líder del sistema de cable en el Interior del país.

Una semana después del partido, Víctor Hugo resumió las sensaciones que tuvo: “Me sentí útil como pocas veces en la vida”.

Los abonados a Multicanal se mostraron muy enfadados, incluso una gran cantidad pidió la baja del servicio, porque hasta tres días antes del partido la señal PSN prometía pasar el partido por su canal sin aclarar que no lo iba a hacer por ese cable operador. Así las cosas, millones de argentinos, pese a que muchos tenían con- tratado un sistema de cable, se iban a privar de ver en vivo y en directo el partido del año. Tenían que conformarse con escucharlo  por radio a la mañana y verlo en diferido a la noche por América TV, por el cual Torneos y Competencias (TyC) había desembolsado 150 millones de dólares meses atrás.

Era la primera vez en la historia que un partido de esa trascendencia, una final Intercontinental, no se transmitía por la televisión abierta.

El lunes 27 de noviembre de 2000, al finalizar una emisión del ciclo periodístico ‘‘Desayuno’’ que había medido 1.7 de rating, en Canal 7, Víctor Hugo grabó la habitual promoción del programa en la que anunció que al día siguiente iban a “espiar” el partido que desvelaba a tantos millones de hinchas xeneizes.  El martes 28 de noviembre de 2000, a las 7, mientras Boca y Real Madrid salían al campo de juego en el Estadio Nacional de Tokio, el conductor presentaba los títulos de un nuevo “‘Desayuno’”, que ya a esa hora marcaba 2.9 puntos de rating.  El programa empezó normalmente. A las 7.15, los televisores que habitualmente estaban detrás de los columnistas del programa, emitían imágenes del inicio del encuentro. Cuando pasaban las noticias o los reportajes, la pantalla estaba totalmente tapada. A los seis minutos de juego, Boca ganaba 2-0 con tantos de Martín Palermo. Y a ‘‘Desayuno’’ se fueron sumando televidentes a medida que se iban enterando que podían ver cada vez más partes del encuentro en la pantalla del 7. En la franja horaria de las 7.45/8.00, el matutino alcanzó un pico de rating de 12.1.

El segundo tiempo fue emitido casi por completo y en los 5 minutos finales Víctor Hugo ordenó al director que ponga en pantalla completa el final del partido, que ganó Boca por 2 a 1. Ese día, Desayuno” marcó un promedio de 9.3 puntos de rating, el más alto del año para el ciclo y el canal en el año. Víctor Hugo Morales ofreció un “Desayuno” indigesto a PSN: Canal 7 emitió el partido Boca-Real Madrid sin autorización, tituló e La Nación el miércoles 29 de noviembre de 2000. Eduardo Megtzer, productor general de “Desayuno” y responsable del acuerdo de coproducción con Canal 7, recuerda: “Reconozco que fue premeditado lo que hicimos. El día anterior lo terminamos de planear con Víctor Hugo. Es más, incluso grabamos la promoción y lo anunciamos. Apenas comenzó el partido habilitamos una pantalla en la que se veía de fondo el partido, pero con José Ignacio López y “Chiche” Almozny delante. Se lo podía espiar. Esto no perjudicaba a nadie porque el que lo quería mirar por Cablevisión lo iba a mirar. Pero había ciudades, como en Paraná o Mar del Plata, en donde solo entraba Multicanal y no podían verlo bajo ningún punto de vista. Por eso tomamos esa decisión. Nosotros pretendimos defender a muerte la posición de ser un servicio público”. El reconocido periodista y especialista en medios de comunicación Carlos Ulanovsky, autor de varios libros sobre la historia de la televi- sión, los diarios y la radio, analizó para Página 12 dos días después: “A mí me parece que éste es un episodio simpatiquísimo. (…) Fue un desafío interesante al sistema, en una época casi sin desafíos. (…) La de ‘’Desayuno’’ fue una apuesta ideológica”. Luciano Olivera, gerente de programación de Canal 7 en esa época, se defendió ante una amenaza de juicio de Cablevisión: “Nunca dimos la autorización. No sabíamos que se haría lo que se hizo”. Sobre esto, Víctor Hugo dijo: “Él no sabía lo que iba a ocurrir, salvo la advertencia de la promoción. Esto muestra que tenemos posibilidad de trabajar con independencia de criterios. Porque si algún logro tiene para mostrar el gobierno nacional, es que ha convertido el canal en estatal y no en un canal obediente al gobierno de turno. Parte de esa libertad que tenemos es la que asumimos para hacer lo que hicimos. Y si le genera algún problema al canal, para ellos no es estrictamente justo porque Luciano Olivera no tiene nada que ver con la decisión del programa”. Sin embargo, según informó el periodista Carlos Polimeni, “la actitud de Víctor Hugo fue celebrada por muchos funcionarios que no pueden decir en público lo que piensan del monopolio”. “Pudimos estar mal legalmente, pero lo que hicimos fue legítimo éticamente”, justificó Víctor Hugo en Página 12. Metzger reconstruye lo que sucedió tras la polémica emisión del partido: “No tuvimos temor. Lo que ocurre es que visita el canal un funcionario de Cablevisión avisando que va a hacer una demanda. Entonces, los del canal se asustan y dicen que esto había sido una decisión de Víctor Hugo y de Megtzer. El canal se abrió de piernas. Fue una mentira total porque, como dije y antes que nada, nosotros lo habíamos promocionado; y cuando estábamos al aire me llamó el gerente artístico de la emisora para felicitarme por lo que estábamos haciendo. Fue una suma de desencuentros a los que se agrega uno que yo creo que fue el problema del juicio, que ni Víctor Hugo ni yo conocíamos. Al no hacerse el negocio entre Cablevisión y Multicanal, la gente de Cablevisión hace un precontrato con Canal 7 para transmitir el partido en diferido a la noche, por el cual se le iban a pagar más de 300 mil dólares, una cifra muy grande, a pagar en publicidad de CableVisión. No era efectivo sino que CableVisión accedía a miles de segundos que le iban a servir para promocionar su servicio de cable durante un largo período. Ese precontrato se firmó el viernes 24. Tanto tuvo de validez ese precontrato y tan encaminado había quedado todo que durante el sábado 25 y domingo 26 se comenzó a emitir publicidad de CableVisión en Canal 7. Pero el lunes 27 alguien del Gobierno señaló a las autoridades del canal que eso era una locura y le reprochó que se pague tanto. Tiraron para atrás el convenio firmado y terminaron arreglando de último momento con América. Por esto, la gente de Cablevisión me decía: ‘Estos ustedes lo hicieron a propósito porque se rompió ese contrato’. Pero yo le explicaba: ‘Te doy mi palabra de honor de que yo no sabía que ni existía ese contrato. Me estoy enterando por vos que existía ese precontrato’. Un gran error de Víctor Hugo fue declarar que lo volvería a hacer. Le dije: ‘No digas eso. Lo hicimos porque estábamos convencidos aunque sabíamos que los derechos no eran nuestros. Si decís eso estás señalando que somos capaces de tomar cualquier cosa que no es nuestra’”.

Una semana después del partido, Víctor Hugo resumió las sensaciones que tuvo: “Me sentí útil como pocas veces en la vida. Puede ocurrir que uno no sepa para que está en un medio de comunicación, cuál es el bien que está haciendo. Esta vez fui feliz como un chico porque sentí que le fui útil a la gente”. Al poco tiempo, Cablevisión inició un juicio, que aún no tiene resolución, con tres demandados por uso de imagen sin autorización: Canal 7, Eduardo Metzger y Víctor Hugo Morales.