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Info News
La tapa de ayer de Clarín permitiría interpretar un apego por parte de ese diario a la Constitución Nacional, lo que no dejaría de ser un salto en calidad para el conjunto de la sociedad.
Podría entenderse, también –siempre recurriendo al uso del condicional por tratarse de quien se trata– que atrás quedaron los tiempos, no tan remotos, en el que el diario de Noble-Magnetto no dudó en asociarse con las tres armas durante el terrorismo de Estado, por ejemplo, para despojar a la familia Graiver de la empresa Papel Prensa. Una acción que presume, en principio, un delito de lesa humanidad por el que están siendo investigados por la justicia de la democracia el propio Héctor Magnetto y su socio Bartolomé Mitre, de La Nación. Más atrás, de ser así, quedó aquella tapa de bienvenida al régimen genocida de Videla-Massera, del 25 de marzo de 1976, cuando los argentinos nos enteramos por Clarín que había un “Nuevo gobierno”. Ese fue el título para aclarar en una bajada infame: “La prolongada crisis política que aflige al país comenzó a tener su desenlace esta madrugada con el alejamiento de María E. Martínez de Perón como presidenta de la Nación”. Así bautizó Clarín a la dictadura más asesina de la historia. No habló de golpe de Estado. Tampoco del inicio de lo que fue una violación sistemática, por parte de un régimen cívico-militar durante más de siete años, de la Constitución Nacional y, por ende, de todos los artículos que la componen. Nada dijo entonces, por caso, del artículo 32 que ayer esgrimió en su portada con más efectismo marketinero que denuncia veraz. Dice así: “El Congreso federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal.”